Casa de Don José Giménez Cañizares
En pleno corazón de Torrevieja, donde confluyen las calles Ramón Gallud y Clemente Gosálvez, acaba de desaparecer uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad: la antigua casa y consulta del querido doctor José Giménez Cañizares. El inmueble, que marcó la memoria colectiva de generaciones de torrevejenses, ha sido demolido recientemente, dejando en su lugar un solar donde se levantará una nueva construcción. Con él, se va también un fragmento de la historia local.
Durante las décadas de los años 70 y 80, cuando Torrevieja contaba apenas con un consultorio médico, este edificio era mucho más que una vivienda: era un punto de referencia para muchas familias. Allí residía y ejercía el doctor Giménez Cañizares, conocido con cariño como «Pepito Giménez», pediatra de confianza para cientos de niños de la ciudad. El edificio destacaba por su estructura rectangular, con un típico patio interior y una fachada decorada con azulejos verdes y elementos tubulares que muchos aún recuerdan con nostalgia.
Pero su historia se remonta aún más atrás. Tal como señala Francisco Sala Aniorte, cronista oficial de Torrevieja, la casa fue originalmente propiedad de don Clemente Gosálvez Valls, quien vivió allí junto a su esposa Joaquina Chapaprieta Rodríguez. Tras enviudar, contrajo matrimonio con Julia Clemares Sala. Don Clemente fue asesinado el 29 de agosto de 1936, durante los turbulentos años de la Guerra Civil.
Posteriormente, la vivienda fue adquirida por el doctor José Giménez Giménez, llegado desde Guardamar, quien ejerció su profesión hasta su fallecimiento en 1968. Le sucedió su hijo, el doctor Giménez Cañizares, que amplió el edificio con una planta superior para establecer su vivienda familiar, primero junto a su esposa Mari Ángeles Viudes Menchón y, tras enviudar, con su cuñada Delfina Viudes. La saga médica continuó con su hijo José Giménez Viudes, anestesista en el Hospital Los Arcos del Mar Menor, en San Javier.
En la planta baja también residió la hermana del doctor, Rosario Giménez, hasta su fallecimiento en 2026. Ella fue madre de Rosario Sala Giménez, quien también siguió los pasos familiares dedicándose a la medicina.
El derribo de este edificio, que fue testigo de la historia personal y profesional de varias generaciones, supone la pérdida de un símbolo del pasado reciente de Torrevieja. Aún así, quedan las memorias, las fotografías y el legado de quienes vivieron y curaron entre sus muros. Porque aunque los edificios se derriben, la historia permanece en quienes la recuerdan.
Textos: Sergio Boj / Francisco Sala
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