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En la tarde de ayer, el Auditorio del Palacio de la Música, acogió un acto del Conservatorio Profesional de Música de Torrevieja que se llenó de emoción, recuerdos y gratitud para despedir a una mujer que ha dejado huella en el alma de muchas generaciones: Antonia Quesada, profesora de flauta, que se jubila tras una vida entera dedicada a la enseñanza y a la música.
El salón se llenó de rostros conocidos: compañeros, amigos, antiguos alumnos… Todos quisieron estar presentes para arropar a Antonia en este momento tan especial y para decirle, con música y palabras, cuánto la admiran y agradecen su entrega.
El homenaje incluyó un concierto especialmente emotivo, interpretado por profesores y antiguos alumnos, en el que cada nota parecía hablar del cariño profundo que sienten por ella. No faltaron las lágrimas, ni las sonrisas cómplices, ni los abrazos sinceros.
María Ortigosa, directora del Conservatorio, pronunció unas palabras que tocaron el corazón de todos los presentes. Habló de Antonia no solo como docente, sino como persona: generosa, constante, comprometida, capaz de hacer que la música florezca en cada alumno como un regalo para toda la vida.
Como símbolo de ese tiempo compartido y del legado que deja, sus compañeros le hicieron entrega de un reloj. Un detalle cargado de significado, que refleja los años de dedicación y la huella imborrable que Antonia deja en el Conservatorio.
El acto contó también con la presencia del alcalde de Torrevieja, Eduardo Dolón, y del concejal de Cultura, Antonio Quesada, quienes destacaron su papel fundamental en el desarrollo musical de la ciudad y el cariño que ha sembrado entre varias generaciones.
Antonia Quesada se despide de las aulas, pero no del corazón de quienes la han conocido. Su música, su ejemplo y su ternura seguirán resonando por mucho tiempo en los pasillos del Conservatorio… y en la memoria de todos.
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