Es difícil trasmitir a cuantos nos leen, los sentimientos que afloran, para hacerles llegar, lo que  desde el pasado jueves en que se estrenó la obra, esta sucediendo en nuestro Teatro Municipal. Setecientas almas puestas en pie aplaudiendo con fuerza a un elenco de actores, cantantes, músicos y bailarines, casi al cien por cien torrevejenses, que llenan cada noche y que están escribiendo una de las páginas más hermosas de la cultura de nuestro pueblo.

Desde el comienzo, la obra “engancha” por la espectacularidad y minuciosidad de decorados, vestuario y maquillaje. Mientras se suceden los minutos, faltan ojos para seguir los detalles del desarrollo de la representación, ya que cada uno de los personajes, tiene vida propia, y es difícil centrarse en el personaje que en ese momento debería acaparar toda la atención.Santiago Sánchez, en su papel de copero, lo vive de tal forma, que observando sus solos movimientos y gestos, se podría construir una obra de teatro aparte. Selhá y Seti, a los que dan vida Antonio Quesada y Juan Chazarra, son puro arte del mimo y la mueca, convirtiendo unos papeles secundarios, en imprescindibles por la carga de humor que le dan. Los ismaelitas, las doncellas e incluso los figurantes, se erigen en protagonistas de sus pequeños papeles, llenando el escenario. Junto a ellos, la armonía que supone para el conjunto de la representación, la participación de las chicas de la Escuela de Danza Oriental, que dan espectacularidad a la obra. Las Viudas, lo magnifican en el “coro de las casadas”, con sus gestos sicalípticos e insinuaciones.Otros personajes, que como diría un gran amigo mio, “están de 10”, son la Raquel que Belén Puente, borda, La Reina y el Faraón, a los que dan vida Concepción Pérez-Boj y Antonio M. Prieto, que sintetizan con sus voces y su interpretación un grado de madurez escénica inusitada y por último Putifar y Lota, representados por Rubén Belmonte y Ascensión M. Perona, en unos papeles difíciles de ejecutar, pero de cuya interpretación salen triunfadores. La breve aparición en escena de Pilar Páez, que dirigetambién la interpretación, es explosiva, rotunda, original,… la idea de darle un punto arrevistado a la obra, cantando el “Coro de los babilonios”, entre el público, e incluso invitando a un espectador a compartir su actuación, arranco una de las mayores ovaciones de la noche. Otro detalle espectacular, fue la escena, donde el casto José, interpreta los sueños del faraón, y tres”momias folklóricas”, se pasean por el patio de butacas a ritmo de pasodoble. Envueltas en esas vendas iban Noelia Pérez, Trudy Páez y Natacha Vidaurrazaga. Pero si hay alguien que tocó la gloria con su interpretación fue JesúsGarcía, que también dirigía la escena, y que interpretaba al Casto José. ¡Que difícil debe ser realizar una interpretación como la de este enorme actor!,  cuya desnudez de cuerpo hacía fijar toda la atención del espectador en su  rostro que a través de la gesticulación, plasmaba como pocas veces se ha visto sobre un escenario, la alegría, la sorpresa, la tristeza, el humor, la picardía, … en fin una interpretación la de este actor memorable que recibió los mayores aplausos y reconocimiento de todos. Si a todo ello se le unen las magníficas voces corales que dirige Selena Cancino  y la  músicade la Orquesta “Ciudad de Torrevieja”, magistralmente dirigida por nuestro premio europeo al mejor director, José Vicente Pérez Pérez, da como resultado un apoteósico estreno, digno de los mayores escenarios teatrales no solo de España, sino del mundo. Para finalizar hay que resaltar el trabajo de los que han estado entre bambalinas, para que todo saliese con la exactitud y perfección con que lo ha hecho, como son, el ayudante de dirección Oscar Molina, la coreógrafa Paula Martínez, la modista Míriam García, el escenógrafo Israel Nicolás, y la colaboración de la peluquera Patricia Tamargo, las flores de Carmina y el sonido de Orecam. Si alguien, cree que me excedo en mis calificativos, tendrá oportunidad de comprobarlo  en las representaciones que aún restan hoy y mañana. Una pena que tantísimo trabajo, solo pueda ser visto y disfrutado en tres representaciones, a falta de una red de compañías municipales que pudiesen salir a giras en otras ciudades, para poder disfrutar, como lo hemos hecho cuantos asistimos anoche al estreno, de una obra de arte hecha zarzuela.

La zarzuela “La Corte de Faraón” se estrenó en el Teatro Eslava de Madrid, la noche del 21 de enero de 1910. Su Librista, Guillermo Perrin Miguel de Palacios, la llama “Opera Biblica”, y desarrolla la acción en el esplendoroso Egipto de faraones.

El primer cuadro de la zarzuela ésta situado en una gran plaza pública de Menfis, engalanada para una fiesta. Sentado bajo el dosel de la tribuna están elfaraón y su esposa, la reina. El pueblo agolpado en la plaza aclama, entusiasta al General Putifar, que acaba de regresar victorioso de la guerra de Siria, entre el griterio general se adelanta el gran sacerdote, que presenta a Lota, la casta doncella de Tebas, elegida por la reina para convertirse en la esposa del general. Al adelantarse Putifar le es presentada su futura esposa. Poco a poco la plaza va quedando desierta, todos se han marchado hacia el templo. Aparece entonces Ismael acompañado por dos ismaelitas que van camino del mercado a vender a Jose, un muchacho hebreo que a su vez ha sido vendido por su familia. Se tropiezan con Selhá y Sethi, que compadeciendose de la triste suerte del muchacho deciden comprarlo para que trabaje como pinche del cocinero del general Putifar. Se llevan a Jose con eelos y le presentan ante Putifar y Lota, que acaban de casarse. El muchacho resulta del agrado de ambos, que deciden quedárselo.

En el segundo cuadro llegan tres viudas que van a dar algunos consejos a la recién casada. Lota las recibe amablemente y escucha con atención cuanto le dicen, confiando en que séran muy hermosas las horas de amor que ha de pasar junto a Putifar. Pero cuando éste llega y queda solo, el general se mantiene a prudente distancia de su mujer, entreteniendola con narraciones de sus hazañas bélicas. Al amanecer suena la diana, y Putifar tiene que incorporarse a sus ejercicios militares dejando sola a la desconsolada esposa. Antes de marchar, Putifar ha dado orden al joven José para que en su ausencia haga compañia a su esposa, Lota acepta con alegria la presencia de José, al que ve con buenos ojos y del que no tarda en encapricharse. Pretende abrazarle, pero el resiste una y otra vez hasta que no tiene más remedio que huir. Lota consigue arrancarle la capa, e indignada llama a sus esclavos diciéndoles que José ha intendado deshonrarla. Como prueba muestra la capa.

El cuadro siguiente se sitúa en el palacio del faraón, hasta donde llega Lota pidiendo justicia, y detrás de ella José, conducido por Selhá y Sethi. Lota refiere su versión de lo ocurrido a la reina, pero ésta, aturdida por la presencia del muchacho, no desea castigarlo severamente. Decide, por lo tanto, que intervenga su esposo, el faraón, pero éste se desentiende del caso y se marcha hacia el jardin. Entonces la reina ordena que suelten a José, y le hace explicar lo ocurrido tal como fue, es decir, con el supuesto abrazo. Lota juzga que aquello es un abuso por parte de la reina, pero la reina decide comprar a José para su propio servicio.

Temeroso ante el cariz que toma la disputa entre ambas mujeres, José se acerca al ventanal de la estancia y se tira, cayendo en el jardin a los pies del faraón que dormía sobre un banco. El faraón se despierta malhumorado a causa de un extraño sueño, cuyo significado le gustaria saber, aprovechando la oportunidad que se le presenta, José le pide que le explique el sueño, que tratará de interpretar. El faraón queda maravillado ante la sabiduría del muchacho, y promete nombrarle virrey de Egipto para tenerlo siempre a su lado.

El último cuadro de la zarzuela recoge como escenario la entrada del templo del templo del buey Apis. José, de rodillas ante elfaraón, es nombrado con toda solemnidad virrey de Egipto, y la obra da fin con los vitores de la multitud que va postrandose ante la estatua del buey sagrado.