La gala “Museum”, organizada a favor de Asimepp, se convirtió en un homenaje inolvidable a una vida entera de entrega artística y humana
El Auditorio del Centro Cultural Virgen del Carmen vivió anoche uno de esos momentos que se quedan grabados en la memoria colectiva. La gala “Museum”, concebida como un espectáculo benéfico a favor de Asimepp, se transformó en una auténtica celebración del arte en todas sus formas… y en una emotiva despedida: la de Arantxa Blanco, que tras cuatro décadas de enseñanza, cerró su etapa como docente de danza.
Un museo que cobra vida
Bajo una original premisa —“Cuando las luces del museo se apagan, algo ocurre con las obras de arte”—, la gala nos condujo por un viaje imaginario en el que cuadros y esculturas cobraban vida a través de la danza. Tres puertas se abrieron simbólicamente para dar paso a diferentes salas de un museo mágico: el arte neoclásico, el español y el contemporáneo.
Cada escena estuvo protagonizada por decenas de bailarinas, desde niñas de 3 años hasta adultas, interpretando piezas con sensibilidad, técnica y emoción. En la Sala Neoclásica, los movimientos delicados de la danza clásica envolvieron el escenario; en la Sala Española, el flamenco y las sevillanas hicieron vibrar al público; y en el cierre, el arte contemporáneo aportó frescura, ritmo y juventud.
El arte como homenaje
El espectáculo fue posible gracias al esfuerzo conjunto de las profesoras Ángela Esteban, Liliana Alberola, Cristina Rabasco y la propia Arantxa Blanco. Además, las obras que ambientaban cada escena fueron creadas por el alumnado de la Escuela Municipal de Pintura, bajo la dirección de Mar García, sumando una dimensión visual y plástica al evento.
Una ovación para la historia
Pero la gala tuvo también un significado profundo: fue la última sobre el escenario como docente de Arantxa Blanco, fundadora del “Centro de Danza y Técnicas Corporales”. Tras cuarenta años de entrega total a la danza y a la formación de generaciones de alumnas, Blanco se despide del local que ha sido su casa, cediendo el testigo a una de sus discípulas que continuará con el legado. Ahora solo se dedicará a su pasión como docente, las «Técnicas Corporales», su pasión.
La ovación fue unánime, el público puesto en pie, las lágrimas inevitables. Ramos de flores, palabras de agradecimiento, abrazos sinceros y un aplauso que pareció eterno llenaron el teatro de un calor humano que Arantxa llevará consigo para siempre.
Presencias destacadas y palabras de gratitud
Entre el público, emocionadas, se encontraban las concejalas Trudy Páez y María José Ruiz, así como Maite Miralles, presidenta de Asimepp, la asociación destinataria de los fondos recaudados. Arantxa, visiblemente conmovida, quiso agradecer a todas sus alumnas, al personal del Teatro Municipal por su constante apoyo, y a Juan Carlos García, gerente de Orecam, por su impecable trabajo técnico de iluminación y sonido.
Un adiós que no es final
Aunque cierra una etapa como profesora de danza, Arantxa Blanco continuará ligada al mundo del movimiento a través de las Técnicas Corporales, disciplina que la apasiona y en la que seguirá aportando su sabiduría y pasión. Su legado en Torrevieja es incuestionable y su historia, un ejemplo de entrega, sensibilidad y amor por el arte.
Desde Objetivo Torrevieja, nos unimos a este merecido homenaje, deseándole todo lo mejor en esta nueva etapa de su vida.
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