Objetivo Torrevieja

Una deuda de 6000 euros con hacienda, le impide acceder a las ayudas sociales del Ayuntamiento y la Generalitat. Alguno de sus miembro llegó a decir que al Ayuntamiento le importa más el bienestar de unos “gatos” que prestar apoyo a una asociación.

Maria Nubia Salazar, entre algunos miembros de la Asociación

La Asociación de Inmigración Asila, que fundamenta su labor en la acogida al inmigrante, se encuentra en el peor de sus momentos desde que fue creada hace 14 años, debido a la escasez de recursos económicos con los que llevar adelante el pago de sus obligaciones fiscales, del alquiler del local que le sirve como sede y sus fines sociales de ayuda a centenares de personas.
La presidenta de Asila, María Nubia Salazar, rodeada de gran parte de la junta directiva del colectivo y colaboradores que imparten talleres gratuitos a inmigrantes, compareció entre lágrimas para explicar la negativa situación económica en la que se encuentra el colectivo. “Hasta aquí hemos llegado, ya no podemos estirarnos más, aunque las necesidades de la gente no paran”, dijo la actual responsable de la entidad.
La falta de dinero para hacer frente al abono del alquiler de los locales de los que disponen en pleno centro de la ciudad, unos 1.700 euros al mes, que hace poco se rebajaron a 1.600, así como la deuda de varios trimestres de impuestos a Hacienda precisamente por el pago de este arrendamiento, han terminado de ahogar la economía de Asila, ya que precisamente estos impagos, según explicó María Nubia Salazar, “nos han impedido cobrar el 40% de una subvención que nos otorgó el pasado año la Generalitat Valenciana de 5.644 euros”. De esta misma forma tampoco han podido concurrir a las ayudas municipales, siendo en el ejercicio del 2014 la última vez que ingresaron una del Ayuntamiento de Torrevieja, que ascendió a 3.022 euros.
Hoy, último día del mes de agosto, la asociación tiene previsto abandonar los locales que le han servido de sede durante los últimos ejercicios en la calle Caballero de Rodas, pero según su presidenta los problemas no terminan ahí porque señaló que “no tenemos ningún otro donde poder guardar nuestros archivos y todo nuestro material”, en el que se incluyen los productos con los que gestionaban un banco de alimentos para personas necesitadas y que ya le suponían un obstáculo poder sufragar los transportes para hacer llegar la comida a los necesitados, con un coste de unos 1600 euros por cargamento y que Nicolás García dejaba en una tercera parte que pagaban a cuentagotas.. María Nubia Salazar quiso destacar las colaboraciones que ha recibido además de la citada empresa de transportes, la de la propiedad de los locales, que les ha perdonado una deuda de 6.300 euros correspondientes a las mensualidades de los locales desde el pasado mes de marzo.
Tanto la responsable de la asociación como algunos de sus miembros, pusieron de relieve la labor de integración que han venido haciendo todos estos años con más de seis mil personas e hicieron un llamamiento para poder encontrar un local para no llegar al cese definitivo de las actividades que desarrollan. “Estamos dispuestos incluso a irnos a un parque si hace falta para poder impartir nuestros talleres”, dijeron. Uno de sus miembros recalcó que “Hemos agotado nuestros recursos por falta de apoyo” y pidió que “a partir de ahora sea la administración la que se haga cargo, pues parece que el bienestar de un gato sea más importante”. La presidenta agradeció la presencia en el acto celebrado ayer tanto del concejal de Participación Ciudadana, Víctor Ferrández, como de los concejales del Partido Popular, Agustina Esteve, Rosario Martínez y Tomás Ballester.

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