Los jóvenes que abarrotaron las Eras de la Sal, verdaderos protagonistas de un espectáculo en el que pusieron la luz, el ritmo y la voz
Fotografías y vídeo Miguel ángel villar
Casi dos mil personas, en un noventa y cinco por cien jóvenes, abarrotaron ayer las Eras de la Sal para acudir al concierto de Beret. Un concierto que por fin se celebra tras los “fiascos” precedentes y que tuvo en vilo durante todo el día a los que habían comprado las entradas y de lo que doy fe tras haber recibido durante todo el día en mi móvil más de trescientas llamadas y WhatsApp pidiendo información, como si un de una oficina de información al uso se tratara. Antes de la salida de Beret y con unas tablas que para sí quisieran algunos, irrumpió en el escenario el cantante torrevejense Jonathan Pons que se metió literalmente a la chavalería en el bolsillo con un repertorio de canciones propias y otras versionadas que hizo que la espera para recibir a la estrella de la noche se hiciera ya no solo leve, sino que hasta llegaron a pedirle algún bis, cosa inaudita en un telonero. Pero con la llegada al escenario de Beret, acompañado de su inseparable amigo y compañero sobre el escenario, Kaly Kalixto, Beret comenzó el concierto con mucha energía, con canciones como “Bye, Bye”, preparando al público, y le dio la motivación necesaria para no parar ni un segundo desde el comienzo. Quizá no debería yo haber hecho esta crónica, sino alguno de los miles de jóvenes que anoche se erigieron en el verdadero espectáculo de la noche, porque ellos y solo ellos por si mismos así lo hicieron, desde iluminar con sus móviles las eras, hasta cantar una a una cada tema que Beret iniciaba. Este cantante de música urbana que tiene algunas letras desgarradoras que llegan a lo más profundo de sus fans, desde Sentir, pasando por Nunca será tarde, para llegar a Frío. Como ya he dicho a veces era complicado escuchar al cantante, y es que sus fans no dejaron ni un momento de acompañar con su voz al sevillano. Bala perdida, Cóseme o Diez Mil Porqués fueron otros de los temas como Esencial, que según me comentó un fan total, se ha convertido en un canto a la vida, positiva, y dejando claro que en la simplicidad está la felicidad. Algo que es muy Beret, ya que, al parecer, no necesita grandes cosas para conseguir emocionar y llenar conciertos.
Lamentable la imagen que se produjo a la entrada de las Eras de la Sal, cuando a los jóvenes que llevaban horas haciendo cola, se les prohibió la entrada con simples botellas de agua que entre los desperdicios, envases vacios de la bebida de la espera y la que abandonaron dejaron una estampa lamentable, que se podría haber solucionado poniendo un contenedor en la puerta.
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