En uno de los actos organizados por la Peña Madridista de Torrevieja con motivo de su sexagésimo aniversario, fue proyectado en el centro Virgen del Carmen el documental Bernabéu, dirigido por Ignacio Salazar-Simpson, en el que se trata la figura del mítico presidente del Real Madrid, con cuyo mandato la entidad blanca alcanzó su primera época de gloria y sentó las bases para ser considerado el mejor club de fútbol del siglo XX.
Tras la presentación de Francisco Reyes, que contó algunas anécdotas —como la de los dos peluqueros de nuestra ciudad, Cayuelas y Aniorte, aficionados respectivos del Barcelona y del Real Madrid, y de cómo pasaría Bernabéu de ser cliente del primero a serlo del segundo—, tomó la palabra el presidente de la peña, Gustavo García Silva, para dar paso al documental.
La voz de Luis Callejo nos conduce por la vida del protagonista, Santiago Bernabéu de Yeste, desde su nacimiento en 1895. Perdió a su madre a muy temprana edad y, tras una infancia dura en la España del cambio de siglo, empezó a jugar al fútbol en el que sería su club de siempre. Tras colgar las botas, su buena gestión en el primer viaje a América del Real Madrid, en 1927, le valió ser incluido en la directiva. Al comienzo de la guerra civil —en la que salvó la vida al convencer a los que lo descubrieron de que era de su bando—, un amigo y compañero de equipo es fusilado, y al cabo de los años terminaría casándose con su viuda, María Valenciano. Con el antiguo estadio Chamartín destruido y la mayoría de los jugadores exiliados o fallecidos, el club tiene que ser recompuesto. En diciembre de 1943 Bernabéu es nombrado presidente, y se lanza a la empresa, con la importante mediación de Rafael Salgado y las aportaciones de miles de madridistas, de construir el gran estadio que con el tiempo llevaría su nombre. Es inaugurado en diciembre de 1947, paradójicamente en la peor temporada de un equipo que estaba cerca del descenso.
Centrado entonces en el apartado deportivo, Bernabéu se empeñaría en los fichajes de los mejores futbolistas. Incorporó a su directiva a Raimundo Saporta, que ejercería gran influencia. Se cuentan las curiosas vicisitudes de la contratación de Luis Molowny y, sobre todo, de Alfredo Di Stéfano, que generó un grave conflicto con el Barcelona sobre el que hubo que solicitar arbitraje a otras instancias. Las primeras y consecutivas (1956-1960) cinco Copas de Europa —competición fundada con la decisiva intervención de Bernabéu y las reuniones mantenidas en Francia— suponen un hito hasta hoy no superado por ningún otro club. El documental refiere asimismo la historia de las famosas santiaguinas, arengas que dedicaba a los jugadores en el vestuario, en los prolegómenos o en el intermedio de algunos encuentros decisivos, así como aspectos personales y en el trato con la prensa de un personaje que hoy, sin duda, sería catalogado como «políticamente incorrecto». No se elude el conocido asunto del sambenito —que llega a la actualidad— de «equipo del régimen», cuando era el Atlético Aviación —nombre que tomó el Atlético de Madrid— el que incluía a varios coroneles en su directiva. Bernabéu se enfrentaría, por un incidente en el palco del estadio, a Millán Astray, que llegó a retarlo a un duelo a pistola; hubo de terciar Muñoz Grandes, bajo cuyas órdenes había combatido aquél en la guerra. También se recuerdan momentos menos gratos, como el final del ciclo de Di Stéfano y la salida de éste del Real Madrid, que volvería al trono europeo por sexta vez con los yeyés, en 1966.
Los espectadores veteranos, con nombres míticos en la historia del fútbol español, pudieron reconocer voces de la radio y rostros de la televisión de una época en la que tal deporte —que en sus orígenes se jugaba con chaqueta y bombín— comenzaba a tomar protagonismo. En cuanto a nuestra parte más próxima, se habló del chalé que se hizo construir Bernabéu en Santa Pola como refugio —le gustaba ver amanecer en el mar— apartado de un Madrid que dejó de atraerle, entre otras cosas, porque la gente ya no se saludaba por la calle. Por poner un pequeño «pero» al documental, echamos de menos siquiera una mención expresa —aunque sí se mostraron fotografías y se incluyeron imágenes sonoras con su gran amigo el tío Faraón, José Ruso— a Torrevieja, ciudad que significó mucho en su vida, y donde «don Santiago», como era aquí conocido, venía en cuanto podía conduciendo su propio coche Morris, con el que tuvo un accidente a principios de 1968 entre las calles de Ramón Gallud y María Parodi.
Los fragmentos de archivo de antiguas entrevistas resultaron elocuentes de la personalidad de Bernabéu, que hablaba claro y por derecho. Cómodo con el desaliño indumentario —una piadosa torrevejense, confundiéndolo con un mendigo, un día le ofreció limosna— y entre la gente humilde, se entregaría al Real Madrid hasta su muerte, en 1978, después de treinta y cinco años en la presidencia. Su viuda devolvió los trofeos que conservaba en su domicilio y cumplió así su voluntad de no recibir ni un céntimo del club.
Al final del acto, subieron al escenario Eduardo Dolón, que contó que don Santiago lo trataba como a un hijo; José Manuel Ruso, nieto del Faraón; y Vicente Manzanares. A la conclusión, los aficionados asistentes volvieron a emplazarse para el próximo 26 de mayo en el apasionante choque en el que espera el Liverpool, precisamente el rival contra el que el Real Madrid perdió por última vez (1981, con «los Garcías») una final del máximo torneo continental. Al acto asistieron, el Vicepresidente de la Diputación, Eduardo Dolón; el cocnejal de Presidencia, Domingo Soler; el de Seguridad, Javier Manzanares y el edil, Miguel Cano, asi como la Dama de la Sal, María Rozados.
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