Objetivo Torrevieja

Álbum, pinchando sobre la foto

F.Guardiola

Encontrarnos con este tipo de obras en nuestra ciudad, no es habitual, por eso desde este pequeño baluarte, sólo puedo reconocer que fue una auténtica sorpresa encontrarnos con una puesta en escena completamente rompedora, pues muchos de los espectadores se situaban en el escenario. El poder tener a los actores tan cerca, creaba en cada uno de nosotros, tanto actores como espectadores, un cierto lazo o vínculo que iba más allá del mero estándar de observador, como en las salas de cine. Aquí, ¡claro!, he decir que nada más ver el comienzo pensé, espero que este “torro” que me tengo que cargar no dure mucho, claro uno se acostumbra a que ver teatro contemporáneo, o mejor dicho y para entendernos “teatro raro” es unos tíos diciendo cosas sin sentido, despelotándose y tratando al público como tontos. ¡¡¡Que felizmente equivocado estaba!!! Intentaré relatarles lo que a mi modo de ver ha podido considerarse el argumento principal:
Uno de los personajes “Charlie” es camarero de la primera dama del Reino Unido en la época de los principios de los 80, la presidenta se enamora del protagonista y juntos pasan momentos de desenfreno lujurioso, donde Charlie por alguna extraña razón acaba llegando a tener sentimientos más profundos por ella. Cuando esta se cansa del camarero, decide mandar a sus matones, para “no dejar pruebas”. Oscuro y adiós. El problema es que este argumento principal, no deja de ser una excusa que usa el autor (Antonio Álamo) para introducirnos en un mundo de suburbios, bajos fondos, repletos de drogas, alcohol y mucha, mucha incomprensión del mundo hacia unos muchachos que no han sabido o no han podido vivir de otra manera. Una obra que habla sobre los traumas infantiles, que nos acompañan para el resto de nuestras vidas, pudiendo en estos llegar a ser el gran lastre que no nos deja salir a flote. La fraternal pérdida de un ser querido, que necesitamos por cualquier medio olvidar, para no sufrir cada instante, la lucha constante del día a día por sobre vivir, haciendo lo que sea para conseguirlo. Todo ello englobado dentro de un país, donde nadie puede trabajar, donde no hay dinero ni para comprar el pan y donde abrirse la última botella de cerveza, puede ser una de las más maravillosas ambrosías. Estos personajes, hablan sobre la falta de intimidad, la relación directa de las drogas con su hermana muerte, se quejan de un sistema que les ahoga sin dejarlos respirar… Toda una temática de rigurosa actualidad en nuestro país, donde a uno le hace plantearse el problema de que esto sea cíclico, y cada x tiempo esto vuelva a pasar una y otra vez.
Y todo nos lo dieron con unas interpretaciones magistrales, donde con los más sencillos gestos, expresiones y movimientos, transportaban a aquel que estuviese atento a esos mundos de locura, excitación y agobio que pueden generarnos, el mundo y las drogas. Donde con livianisimos cambios lumínicos, podíamos observar el viaje hacia nuevos espacios. Con una dirección y puesta en escena que bien les vale su nombre de profesionales. Pero escribiendo estas líneas y pensando, me hace plantearme una pregunta ¿Puede ser que sólo haya sido mi imaginación? Pues si lo ha sido, pero no a mi sólo a toda la sala, han cogido nuestros cerebros los han exprimido de todas las ideas preconcebidas que tenía sobre el teatro y nos han mostrado un teatro donde es el espectador el que tiene que completar la obra con su imaginación.
Por eso GRACIAS por hacerme pensar, GRACIAS por habernos dejado por primera vez en mucho tiempo expandir nuestra tantas veces atrofiada imaginación, y GRACIAS a la Asociación de Profesionales de las Artes Escénicas, por volvernos a dejar, como ya hicieran el año anterior, con la boca felizmente abierta y orgullosamente babeante.

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