Antoni Jakubowski
Critico musical
Una historia de amor en la que la belleza femenina seductora e indómita choca con la pasión masculina, al fin conduciendo a una espantosa tragedia. La combinación de la verdad universal sobre el destino, con viveza de la materia musical, hacen que la obra de Georges Bizet (1838 -1875) – “Carmen”, siga siendo percibida cómo actual y cautive a las sucesivas generaciones de los amantes de la ópera. Los aficionados torrevejenses, el pasado jueves 21 de octubre, tuvieron la oportunidad de presenciar un espectáculo ofrecido por la Compa?ia Lírica – Ópera 2001, realizado y exhibido estilísticamente dentro del marco tradicional, conservador y absolutamente clásico, sin algún tipo de extrañas innovaciones tan de moda en las ofertas y producciones de los teatros del mundo entero.
La fuerza más significante del espectáculo fue, por supuesto, la parte musical con los cuatro protagonistas. La mezzosoprano Rachele Raggiotti en el papel de la ”Carmen”, es una actriz que llenó el Auditorio de una emisión vocal penetrante con tonos oscuros y atractivos, siempre controlando las dinámicas, sin olvidar de elevar el espíritu emocional de la sala. Su “Carmen” fue arrebatadora, original y mayúscula, con una muestra de timbre muy bello, incrustado de lirismo durante los momentos íntimos y de la firmeza en los dramáticos. En forma especial hay que mencionar la impresionante interpretación de la famosa “Habanera” y “Seguidilla”.
Como “José” lució el tenor Eduardo Sandoval. Su identificación con el papel ha sido muy conmovedora. Desde los primeros momentos demostró una voz de suma belleza, bien preparada para todos los obstáculos que trae el papel de José. En la interpretación de la “Aria de la flor”Sandoval presentó un lado más íntimo de sus cualidades vocales que le permitieron expresar todos los detalles dinámicos, también con excelentemente presentada la potencia de su voz de mucho cuerpo y de calidad sonora extraordinaria. El cantante cómo personaje fue convincente, creando junto con la “Carmen” un verdadero dúo dramático de la obra.
Cómo “Micaela” aparece la soprano Francesca Bruni, bien conocida por su exitosa actuación anterior en Torrevieja en “La Traviata”. La cantante trajo muy buenos momentos, exponiendo brillantes tonos agudos de muy buena calidad sonora. En “Je dis que rien ne m’épouvante”, impresionó con la frase bellamente guillada, ejecutada con expresión emocionante.
Menos interesante resultó la actuación de Giullio Boschetti en el papel de “Escamillo”. El barítono con la voz de cierta potencia, trató proyectarla durante toda la función, luciendo cómo torero con bastante orgullo e ímpetu, lo que él probó durante la ejecución de su famosa “Canción del Toreador”, pero a veces adoleció de un exceso de vibrato en lo vocal.
Sí a los protagonistas principales sumamos un elenco vocalmente muy bueno de numerosos papeles menores, tendremos una razón para nuestra completa satisfacción. Sin embargo, esta satisfacción no sería completa sin la actuación de la orquesta, del coro y el cuarteto de ballet, los conjuntos que cómo de costumbre ofrecen una actuación de primera.
El espectáculo bajo la dirección musical de Martin Mázik brilló con un abanico de efectos, colores y pujanzas rítmicas. Desde el primer compás de la obertura hasta el final de la ópera, el maestro Mázik supo sacar de la orquesta una sonoridad fresca, tratando con éxito de no cubrir dinámicamente a los cantantes solistas. Comprendiendo a la perfección el sentido de la música de G.Bizet, M.Mázik con el conjunto de la Compañía Ópera 2001 – músicos, cantantes, ballet y coristas, realmente tocó techo con su ejecución. Esperamos con impaciencia el próximo proyecto. ¡ENHORABUENA !
PD. Una presentación de ópera no debería empezar a las 21;00. Hay que respetar los hábitos de los mayores, los que, no siempre, están encantados de volver a sus casas el día siguiente.
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