Ayer me senté en una butaca escogida al azar, ya que la falta de interés del público torrevejense por el teatro, me brindó la oportunidad de hacerlo. No soy ciudadano “legal” de Torrevieja, pero lo soy de vivencias. Trabajo aquí, hago teatro aquí , estudio aquí y siento la ciudad como mía. Por ello es por lo que escribo estas líneas. Quizá mi primera crítica debería ser hacia la Muestra en sí, hacia la organización de la gente que se encarga de la gestión de la misma, hacía la forma de plantear la publicidad que de ella se hizo (a saber, mi criterio se basa en que soy un profesional de este medio),…hacia la inoportuna coincidencia de organizar la muestra de cortometrajes de los Goya la misma semana, privándonos de la posibilidad de disfrutar de ambas y haciéndonos tener que escoger entre uno u otro arte… podría, pero por evidentes me parecen inútiles las críticas en este campo. Si quiero, sin embargo, hacer una crítica o más bien una autocrítica a aquellos que formamos parte de la propia muestra, a las propias compañías.
Todos tenemos una vida…esto es teatro amateur, no nos engañemos. Sé que todos tenemos obligaciones, un trabajo, y mil y un motivos, que no excusas, para no asistir a alguna de las funciones…
Así, que en este punto , es donde cada uno debe autoevaluarse y saber hasta dónde esas obligaciones o el desinterés fueron el motivo de su ausencia.
Llámenme soñador, pero de igual forma que nos obligamos a ir a ensayos, a dedicar tiempo en nuestras casas a leer y releer diálogos, a memorizar textos, …igual que pasamos tiempo viendo teatro de otros para aprender o desaprender (según el caso)… deberíamos sentir la obligación de asistir a todas las representaciones como muestra de apoyo al TEATRO, nótense las mayúsculas, como entidad independiente y apartada de riñas entre grupos, disputas personales y diferencias ideológicas.
¿Con que derecho podremos luego reclamar una mejor gestión, una mejor programación o una mayor atención al teatro local?
Soy persona de ciencias, aunque parezca contradictorio, extraño o paradójico, y mis cálculos y mi intuición me hacían pensar que sólo los propios participantes de las obras, sumados a sus ayudantes, sumados a los miembros de UNA escuela municipal de TEATRO, sumados a algún que otro familiar, sumados a miembros de la concejalía de cultura, me darían A+B+C+D+E= “un montón de gente”…curioso el mundo de las matemáticas, ¿no?. Lo que parecía una evidencia lógica se ha convertido en una vergonzosa realidad. En fin…quizás tendré que asumir eso que tanta rabia me daba de joven cuando te decían “Tienes que elegir entre ciencias o letras”.
Como les decía esta es una invitación a la reflexión personal, algo con lo que espero que cada uno de nosotros se “rasque” un poco el alma, se sincere consigo mismo, y vea cuan importante es para sí el teatro o, si por el contrario, lo que prima son las ganas de subirse al escenario para exhibirse olvidando que a los demás, también nos gusta, de vez en cuando, desnuedarnos sobre el escenario.
JOAN PASTOR ANDREO
Miembro de un grupo de TEATRO…uno, el que sea.
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No creerás que tras el incívico comportamiento de tu director (lo siento por la parte que os toca) la gente que ama el teatro perderá un segundo en ir a veros, si lo hacen (yo, desde luego, no) irán con una perspectiva nada positiva y buscando el fallo, tal y como lo ha hecho Manuel, y creedeme, los tendréis (como todo el que se sube a un escenario) y encotrareis críticas descarnadas, crueles y quizá, injustas, (bueno a lo mejor no son injustas, sino bien merecidas).
Lo que reivindicas es esencial, estoy contigo, hay que acudir al teatro, hay que llenarlo, hay que arropar a los compañeros, por suepuesto, pero es que, vosotros, no sois compañeros, lo siento.