El popular peluquero salinero Ramón Céspedes, con una trayectoria de 55 años en la profesión, despierta el cariño y aprecio de los torrevejenses
Ramón Céspedes (F.R.)
F. Reyes (Publicado en La Verdad el 24.9.2014
Ramón Céspedes Pérez, uno de los personajes torrevejenses más genuinos, con 55 años en la profesión de la peluquería de la que ya está jubilado y sobre todo persona querida y apreciada, recibirá hoy viernes un merecido homenaje por parte de amigos, antiguos clientes de su peluquería y compañeros de una de sus pasiones, cantar y contar chistes. Uno de sus clientes con más trayectoria, el exalcalde de Torrevieja, Francisco Díez, ha sido el promotor de este tributo que reunirá a muchos asistentes mañana y cuyo plazo todavía está abierto durante todo el jueves para poderse sumar, inscribiéndose en la Cafetería Mediterráneo.
El ‘maestro Ramón’ vive las horas previas con gran alegría las jornadas previas a este homenaje del que será protagonista este viernes día 26 y que se materializará con una comida de hermandad que se celebrará en el Hotel Masa. Con el encuentro se le reconocen sus 55 años de trayectoria profesional como peluquero de caballeros y sobre todo su buen humor y el sentido positivo con que ha asumido su vida desde siempre.
Céspedes comenzó desde muy joven a trabajar vendiendo lejía por las calles y pronto pasó a ser aprendiz en la Peluquería Ramón que había al principio de la calle Chapaprieta, de donde salió para realizar el servicio militar, donde terminó de aprender el oficio. También surcó los mares como mecánico naval con una compañía de Mallorca, isla donde se afincó durante varios años, desarrollando su oficio de peluquero en el establecimiento Jubensa, donde se especializó en el corte a navaja, con el que cosechó grandes triunfos, ya que se proclamó en el año 1966 Campeón de la Provincia de Alicante y cuarto mejor peluquero de España en Madrid. A su regreso a Torrevieja, Ramón Céspedes abrió su primera peluquería junto al Nuevo Cinema, para después trasladarse al primer piso del edificio Gaviota, donde ha estado hasta hace unos pocos años, trasladándose finalmente a la plaza de Isabel II, en la espalda del Casino, donde se ha jubilado y cedido el testigo a su hijo, Ramón Céspedes Juárez. Todo ello lo ha compaginado con su pasión por el canto de habaneras y boleros
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