Tras una mañana de incertidumbre en que la lluvia hizo acto de presencia, por fin ayer y demorado a las doce de la mañana, sonó en la plaza del Ayuntamiento de La Mata el “chupinazo”, para que se iniciaran las fiestas 2024 y como primer acto el rito de la suelta de los toros, no sin antes disparar una estruendosa traca, cuyo encendido realizó la Reina de La Mata, Maybel Liarte.
Un gentío, en su mayoría infantes, se agolpaba mirando a los hipotéticos corrales, y cantando la típica canción que en esta ocasión en vez de a San Fermín, invocaban a la Virgen del Rosario: “A la Virgen pedimos, por ser nuestra patrona, nos guíe en el encierro dándonos su bendición”.
De blanco impoluto, con pañuelo rojo y periódico en mano, era impresionante ver a vista de pájaro el gentío que con la suelta de las reses, de una envergadura colosal, echaba a correr por entre los callejones de la pedanía como alma que lleva el diablo. Los más atrevidos azuzaban a los toros, con el peligro de sufrir una cornada, o “topetazo”, como decimos por aquí. Que aunque de plástico, un ”arreón” de semejante mole deja su estela. Por unas horas las calles de La Mata, se convirtieron en una particular “Estafeta” con sus derrapes, como si se tratara de la mismísima curva de correos.
El encierro al que asistieron entre más de cuatrocientas personas, en su gran mayoría peques, llegó a la Plaza de Encarnación Puchol, donde tras unos “pases” a los toros, poco menos que ordenandos, fueron enviados a los corrales. Debido al agua caída y en previsión de que la instalación eléctrica pudiera causar algún accidente, no se instaló la plaza de toros portátil, ni se celebró la fiesta de la espuma, aunque en realidad no hizo falta nada para que la chavalería y sus acompañantes lo pasaran en grande.
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