M. Carmen Lavesa
Una parte importante de la población desayuna muy poco o ni siquiera toma algún alimento. Entre las causas de este mal hábito está el que muchas personas se levantan con el tiempo justo, deprisa y corriendo y no dedican el tiempo suficiente para hacer un buen desayuno. En las etapas de mayor desarrollo que son la infancia y la adolescencia el desayuno tiene una función muy importante, por lo que es muy aconsejable, según nos comenta esta semana el Nutricionista y Dietista Antonio Quesada, que desde la infancia se adquiera este hábito tan saludable. El desayuno debe aportar aproximadamente el 25% de las calorías diarias, ya que es importante empezar el día con energía, tanto física como mental, para rendir tanto en el trabajo como en los estudios, es energía que proporcionamos a nuestro cerebro y músculos, además de tomar las vitaminas y minerales que necesitamos al comenzar la jornada.
Según apunta Quesada, se ha demostrado científicamente que las personas que hacen un buen desayuno tienen tendencia a bajar de peso, previene la obesidad. Es una equivalencia que hace nuestro organismo, al desayunar más, cenaremos menos y no nos pasará un exceso de calorías que podamos tomar en la cena. Al tomar un desayuno comienza a trabajar nuestro organismo, son calorías que quema nuestro cuerpo al hacer la digestión, ayuda a no aumentar de peso. Hace que mantengamos nuestra masa muscular, si estamos mucho tiempo activos y en ayunas, nuestro cuerpo cogerá energía del músculo y nos atrofiaremos con el tiempo. Empieza a funcionar nuestro intestino, previene el estreñimiento, importantísimo para nuestra digestión… etc. Por lo que un ejemplo de lo que puede ser un desayuno equilibrado (la cantidad dependerá de cada persona), es tomar un lácteo como por ejemplo un vaso de leche desnatada ó un café con leche, se le puede añadir un poco de cacao, el cual, también está dentro de nuestra dieta mediterránea saludable. Alimentos con hidratos de carbono como por ejemplo: pan integral con aceite de oliva virgen extra, margarina o mermelada, cereales de desayuno, galletas, magdalenas, tortitas de cereales.
Acompañar con algún alimento proteico como por ejemplo: pavo o pollo en fiambre, jamón york, queso fresco, atún, salmón, etc., 1 zumo de fruta sin azúcar ó 1 pieza de fruta. También se puede tomar unos pocos frutos secos crudos como higos, nueces, avellanas, almendras…
Antonio Quesada García es Nutricionista-Dietista en la Policlínica Body Balance en la Calle Antonio Machado nº 117
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