En la noche de ayer, tuvo lugar el el Templo Arciprestal de la Inmaculada la Celebración de la Eucaristía vespertina, que fue oficiada por el vicario parroquial, Mikel Uribe y con la participación musical de Coro Parroquial, dirigido por Aurelio Martínez, entonando composiciones de clásicos religiosos españoles como
Francisco Palazón o Miguel Manzano, con obras como “Reunidos en el nombre del Señor”, “Santo” o “Toma Señor” y títulos emblemáticos como “Tierra firme de Getsemaní”.
Tras la Eucaristía se realizó la tradicional Bajada de Cristo Crucificado desde su altar, recientemente restaurado por el dorador Carmelo Navarro y el escultor, Víctor García, para ser expuesto ante sus cofrades y devotos y recibir la debida veneración.
Un acto que emocionó a cuantos lo vivieron, en especial a su presidente Eduardo Aranda y sus costaleros que presenciaron como Daniel Gálvez, como hiciera José de Arimatea, ascendió por la escalera para dirigir el descendimiento de Cristo.
Una vez bajado, fue llevado a hombros, por sus costaleros con los capataces Agustín Martínez y Nicolás García Villargordo, hasta el altar mayor, mientras el coro entonaba “La muerte no es el final” de Cesáreo Gabaráin.
La bajada de Cristo, dará paso al Vía Crucis al Calvario que tendrá lugar esta noche a la 21,00 horas, y cuyas estaciones volverán a ser cantadas por el Coro Maestro Ricardo Lafuente, según la composición del Vía Crucis del propio Ricardo, compuesta en 1982 como regalo a la JMC recién fundada.
A la llegada a la plaza del Calvario, les esperará la Agrupación Coral Manuel Barberá, dirigido por Sergey Larkin que entonarán “La Pasión de la Tía Tortas”
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