Objetivo Torrevieja

Las estaciones fueron cantadas por el Coro Maestro Ricardo Lafuente, bajo la dirección de Aurelio Martínez, según la composición del Vía Crucis del propio Ricardo, compuesta en 1982 como regalo a la JMC recién fundada.

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Cuando solo queda una semana para que de comienzo la Semana Santa y coincidiendo con el último viernes de Cuaresma, como es tradicional y acompañado de numerosos devotos, daba comienzo en la noche de ayer, día cuarto de abril, el Vía Crucis de Cristo Crucificado hasta la Plaza del Calvario, que con motivo del 60 aniversario de la Cofradía de Cristo Crucificado, Nuestro Padre Jesús de la Salud y María Santísima del Silencio que preside Eduardo Aranda Carreño y también los mismos años desde que Manuel Hurtado Garre esculpiera la propia imagen titular, se celebraba de una forma especial, ya que, esta imagen volvía a desfilar en esta noche sobre su trono cincelado en plata en los talleres de la Viuda de Villarreal de Sevilla, que para la ocasión fue portado además de, por sus costaleros habituales, por costaleras de María Santísima del Silencio.
También de forma especial y extraordinario, por primera vez, las estaciones fueron cantadas por el Coro Maestro Ricardo Lafuente, bajo la dirección de Aurelio Martínez, según la composición del Vía Crucis del propio Ricardo, compuesta en 1982 como regalo a la JMC recién fundada.
A las 9 de la noche salía del interior del Templo Arciprestal de la Inmaculada Concepción, patrona de Torrevieja y madrina de la Junta Mayor de Cofradías, el V´´ia Crucis acompañado por el párroco Manuel Martínez Rocamora, el presidente de la JMC, presidentes de las distintas cofradías, hermanos mayores y cofrades, discurriendo por las calles Caballero de Rodas, Bazán, Santísima Trinidad, hasta la Plaza del Calvario donde les espera la Coral “Manuel Barberá” que dirige Sergey Larkin y que interpretó “La Pasión de la Tía Tortas” y “La Saeta” de Machado y Serrat, continuando el Vía Crucis por las calles Torresal, Patricio Pérez, Caballero de Rodas hasta el Templo Arciprestal, donde, antes de acceder a su interior se rezó la 14ª y última estación.

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