Álbum, pinchando sobre la foto
Alfonso Pascual
Tras la Vigilia Pascual y la popular Tamborada que nos anunciaban la noche anterior que Cristo ha Resucitado, la mañana amanecía con amenaza de lluvia, pero pese a ello, Torrevieja celebraría el día grande de la Semana Santa, el de la Resurrección del Señór. A las 8 de la mañana y con una hora menos de sueño por el cambio horario, el cortejo procesional se disponía a desfilar. Por un lado, San Juan Evangelista acompañado por sus cofrades totalmente vestidos de blanco, que abría camino a la Madre, a la Purísima, a la patrona de los torrevejenses portada en un principio por hombres, que para la ocasión lleva sobre su pecho la medalla que la Junta Mayor de Cofradías le impuso como madrina, discurrían por las calles Caballeros de Rodas, Azorín y Fotógrafos Darblade. Por otro lado y en sentido contrario por las calles Caballero de Rodas, Clemente Gonsálvez y Fotógrafos Darblade, el Santísimo bajo palio, hasta el cruce con la calle Concepción donde se encuentra el azulejo que con motivo del décimo aniversario de la JMC fue colocado allí para recordar que en la mañana del Domingo de Resurrección, Jesús y María, en Torrevieja, se volverán a encontrar un año más ante la mirada de alegría de numeroso público que se congrega para presenciar el glorioso momento.
Después de que Bernardo Mínguez Conesa, siguiendo la tradición familiar después de cuatro generación, le retirase el velo negro que la cubría y que numerosos pétalos y aleluyas descendiesen desde los balcones mientras se escucha el Himno Nacional, discurrió la procesión, esta vez siendo portada la Virgen por mujeres que por primera vez hacían este intercambio, por las calles Concepción, Bazán y Caballero de Rodas, para acceder al interior del Templo Arciprestal de la Inmaculada Concepción donde se celebraría la Misa Solemne de Pascua, momento en el que hizo acto de presencia la lluvia, dejando finalizar la última procesión sin incidentes.
Así, finaliza una semana entera de desfiles procesionales que culminarán hoy lunes, Festividad de San Vicente Ferrer, cuando entre el Santísimo en la iglesia tras la Procesión del Comulgar en la que se llevará la Comunión a los enfermos, cerrándose así unos días de religiosidad popular y abriéndose un nuevo ciclo de trabajo para la Semana Santa de 2014.
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