Objetivo Torrevieja

Por; Víctor Ferrández Esteve

Licenciado en Ciencias Política y de la Administración

El pasado domingo 27 de marzo pude asistir al estreno de “El Regreso” de Raúl Ferrández y el mismo lunes ya había un iluminado que sólo sabe opinar de forma destructiva incluso hacía alguien que no conoce y de la que seguramente no haya leído ni una sola palabra, Jessica A. Kaahwa, refiriéndose a ella como “alguien” que había sido elegida para escribir un mensaje que se difundiría a nivel internacional, que mala es la envidia.Independientemente a toda descalificación barata basada en prejuicios soberbios vamos a hablar de arte, es decir, la obra que es lo que importa. No soy un experto en teatro como Manuel Bueno Rubio pero si me gusta el teatro, el cine y todas aquellas expresiones artísticas que sean capaces de trasmitir y por eso, humildemente, voy a intentarlo. “El regreso” no es una obra de teatro política, es una obra filosófica capaz de tratar la razón y los sentimientos más puros de una forma muy expresiva. En esta obra no se trata de cuestionar a la derecha o a la izquierda ni a los dirigentes o políticos interesados y partidarios ni de dirimir quien es el bueno o el malo, se va mas allá, se va al origen de todo eso, a la raíz de la condición humana, ¿el ser humano es el uso de la razón o una caja de aparente normalidad repleta de impulso e irracionalidad? . Esta obra se ambienta en principios del siglo XIX y en la Ilustración, en la exaltación de la razón como base de las decisiones humanas y sus derechos inalienables como la libertad y la igualdad, origen de la sociedad (bastante degenerada de lo lógico y razonable) que hoy conocemos y que se ha intentado fundamentar en los razonamientos lógicos olvidando sentimientos tan profundos y humanos como el amor, la pasión, la rabia, la venganza o el instinto de supervivencia incluso más allá de la muerte. Por tanto, ambientar esta idea en esta época histórica ha sido un acierto fácilmente reconocible. Durante la representación se puede disfrutar de como los personajes viven al filo del impulso como Claudia, una mujer que pierde toda noción racional del bien y del mal por amor, por el recuerdo de una pasión que quiere de regreso a toda costa, con brujería, asesinatos y autoritarismo hacia cualquiera que la rodea, es posible que los guantazos que este personaje da sean demasiados, no le importa, sólo quiere la pasión, la lujuria y el amor de regreso, esto a mí me transmitió algo. El personaje italiano, uno de los “regresados”, es un hombre que busca en la razón una explicación a lo que le está pasando hasta que la razón le abandona por ingenuo y le provoca una locura, una enajenación mental, algo muy humano, ya que recurrimos a la locura y la imaginación para dar respuesta cuando la razón no explica, ¿o que es la religión, las ideologías o los libros novelescos sino una imaginación colectiva o individual para explicar lo que la razón no puede? Este personaje sufre una transformación mental y pasa a creerse una mujer, su mente crea una ilusión para explicar lo que no puede y aunque tal vez tenga momentos de afeminación excesiva, lo cierto es que sin ellos no habrían sido capaces de transmitir al público el paso de la cordura a la locura sin billete de vuelta, a mí me transmitió algo. El Final, la última palabra es la expresión más pura de la tragedia hacía la que el desenlace nos había llevado; un grito desgarrador, dolor y desesperación humana expresado por un personaje, la más joven, la que lógicamente denota mayor alegría y felicidad al inicio de la obra, una catarsis que solo se puede explicar por una vivencia trágica y traumática que acelera el paso de niña a mujer. Sólo tres ejemplos de una obra explosiva que representa el binomio filosófico razón-pasión en un contexto de comedia en la que el público se lo pasa entre risas continuas. Si eso no es originalidad que venga Dios y lo vea (permítanme una expresión religiosa de lo más actual). No todo en la obra son aciertos, hay momentos en los que es difícil seguir el argumento y el diálogo concreto tal vez por una cierta deficiencia en el paso del papel a la representación o por que el autor contaba 29 años cuando lo escribió. Otra posible crítica negativa sería que los sentimientos y pasiones arriba comentados son tan profundos que transmitirlos es muy difícil si no se están viviendo de verdad, no imagino lo difícil que debe ser para una actor, adolescente o no, experimentado o no, expresar una amor suicida o una locura transitoria, de aquí el doble mérito de estos jóvenes actores. Ninguna obra es perfecta, nadie es perfecto y esta obra tampoco lo es pero a mi me transmitió algo, me despertó algo, no me dejo indiferente y por la sensación que había en aquel auditorio creo que no fui el único, ¿no es esa la finalidad del arte? . Supongo que una crítica destructiva es más fácil y menos cansada, te permite ver sin observar.Sí, soy familiar directo de Raul Ferrández, se permiten críticas negativas sobre esto, es lo más fácil y menos cansado pero no es lo importante, lo importante es que esta obra, independientemente de todo eso, merece la pena ir a verla y pasar casi dos horas disfrutando y pensando a la vez.

Filed under: general | Tagged: cartas, director, el, Regreso, torrevieja |