La Orquesta Sinfónica de Torrevieja, ofreció un concierto de altura, con unas gotas de humor, en un Auditorio Internacional que llenó todas sus localidades
Fernando Guardiola
Por cuarto año consecutivo, la Orquesta Sinfónica de Torrevieja, ofreció su Concierto de “Año Nuevo y Reyes”, en un escenario cuyo aspecto, hablaba por sí mismo. Un lleno absoluto, que llegó a ocupar hasta los palcos de cristal situados a ambos lados del escenario. Sesenta músicos, dirigidos por el profesor José Francisco Sánchez, que nos dieron a las mil seiscientas personas que lo escuchamos, un concierto memorable, que bajo la denominación de “Año Nuevo”, es una tradición que prácticamente todas las orquestas del mundo han heredado de la Orquesta Filarmónica de Viena. El primer concierto de “Año Nuevo” de nuestra Orquesta Sinfónica, se celebró el 2 de enero de 2011 en el Teatro Municipal, constituyendo un hito en la cultura torrevejense que se repite cada año, con un éxito “in crescendo”. El programa de este año, no por previsible, ya que su contenido suelen ser valses y polkas de la familia Strauss, no dejo de sorprender. Como en los vinos, este colectivo crece en calidad con el paso del tiempo, circunstancia que se incrementa en lo humano, ya que se consideran como una gran familia. Arrancó la tarde con el preludio de “El tambor de granaderos”, de Ruperto Chapí, para ir calentando el ambiente de lo que nos esperaba, que no fue otro sino P.I. Tchaikovsky, con dos preciosos temas, la Polonesa de “Eugene Onegin” y el famoso Vals del “Lago de los Cisnes”. El ritmo alegre y desenfadado que da carácter a este concierto, lo pusieron las dos primeras piezas de J,Strauss, “Neue Pizzicati.Polka”, Op. 449 y “Tik-tak, Polka” Op. 365; acabando la primera parte por el famoso intermedio de la “Boda de Luis Alonso”, al que como tarareaba una señora, situada junto a mí, se le adjudicó una letra que decía: “Me tiraste un limón me distes en la cara, ya no te vuelvo a querer morena resalada”.
Tras unos minutos de descanso, la orquesta acometió la segunda parte, en espectacular arranque con el preludio de “El Bateo” de F.Chueca”, para dejarse caer definitivamente en brazos de los Strauss, elevando la temperatura musical de la sala, en cuanto a ritmo y alegres compases con “Trisch-Tratsch-Polka”, “Voces de primavera”, “Unter Donner und Blitz Polka” o el famosísimo “Vals del Danubio Azul”, que presencie desde lo más alto del Auditorio y no pude por menos que sonreírme de ver a una sala hasta la bandera, contoneando el tronco, como si lo tuvieran ensayado, … un espectáculo para no olvidar. Y así acabó el concierto, propiamente dicho, ese que nos ponen en los programas impresos, pero ¡claro!, siendo el Día de Reyes, la Orquesta, no podía despedirse sin ofrecernos unas propinas musicales, que esta ocasión fueron tres, una por cada Rey Mago. Propinas cuyos temas musicales, tienen como base los sonidos domésticos de la vida cotidiana, así Melchor, nos regaló, la “Polka del Champán”, de J. Strauss hijo, en la que pudimos oir como una botella del mismo, se descorcha de vez en cuando, con un final festivo con lanzamiento de coffettis. La sorpresa de la noche, nos la trajo Gaspar, con la interpretación de “La Máquina de Escribir”, de Leroy Anderson, pero no crean que fue una interpretación clásica, con simulación de los sonidos de la máquina, no. El director hizo salir a un “oficinista” en toda regla, provisto de una vieja “Hispano Olivetti”, que se convirtió junto al timbre en un instrumento musical, que despertó, primero las sonrisas y al final unos atronadores aplausos por la simpática y perfecta ejecución del tema. Y por último, Baltasar, como no podía ser de otra manera, nos regaló un final de gala con la interpretación que pone fin a todos los conciertos de Año Nuevo vieneses, “La Marcha Radetzky” de J. Strauss padre. Una pieza que cuenta con la particularidad de que el Director de la Orquesta, se vuelve para dirigir el las palmas del público, acompañando a la Orquesta, … palmas que se convirtieron en salvas de aplausos de un espectacular auditorio puesto en pie.
No quisieron perderse este magnífico espectáculo, el diputado provincial de Turismo, Joaquín Alabaladejo, los concejales, Luis María Pizana, Mamem Mateo y Paco Moreno, así como el presidente de la Asociación Cultural “Ars Aetheria”, Pelayo Mellado y numerosos representantes de entidades sociales y culturales, que lo disfrutaron junto a un público en que la colonia extranjera en Torrevieja, destacó por su numerosa presencia.
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