Ayer fue de esos días en los que los niños dejan paso a los mayores para irse de charamita. Así que tras la salida matinal de los particulares “gigantes y cabesudos” torrevejenses, de nuevo en una noche algo fría se convirtió en una de las más calientes, en cuanto a diversión y asistencia de público a la charamita, porque la gente tiene más ganas de fiesta y jolgorio que nunca, más de cuatrocientas personas, entre padres, abuelos y chiquillería, se arremolinaron junto a Lyly, el ogro, el lobo y su corte de cabezudos, por un recorrido que le llevó a bailar por los las calles y paseos de la ciudad, acompañados de la banda de los Salerosos y un Guillermo Hernández que estuvo “sembrao”. Durante el recorrido la banda fue tocando los temas más “verbeneros” sin olvidarse de las consabidas, “Serafina la cochina” y “Como sé que gustan los garbanzos torraos, … por debajo la puerta te los echo a puñaos” y otras melodías bailables que el gentío no paró de tararear al tiempo que movían tímidamente el esqueleto en el reducido espacio que se dejaban entrever en el río de gente, que a veces y sin quererlo se atropellaban unos a otros en el afán de acercar a sus retoños a los personajes protagonistas de esta popular tradición torrevejense.
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