Durante más de una hora y media no dejó que el público que llenó el aforo dejara de reír
Fernando Guardiola
Una pena que el recinto de La Cueva de Melpómene, que desde luego os habéis “torrao” con el nombrecico, que aun no he oído a nadie pronunciarlo correctamente, no tuviera un aforo más extenso, ya que las casi cincuenta localidades que tiene, se vieron desbordas en esta primera noche. El festival de humor Área 51, no pudo tener mejor comienzo, y hacer honor a su nombre. El actor Enmanuel Vizcaíno que ya venía avalado por su trayectoria como hombre polifacético en estas lides, puso en escena el monólogo, “El mensaje de Gabriel”. En él, el arcángel llega a la tierra para preparar acontecimientos que casi nadie entendería, aderezado con una interpretación que más que con las típicas “morcillas”, Enmanuel, se surte de una verdadera “charcutería”. Las carcajadas se oían más allá del acequión. Si la primera parte fue buenísima, la segunda fue desternillante. Vizcaíno apareció en escena semi desnudo con unos harapos blancos a modo de taparrabos y una larga melena sintética que al final tuvo que recoger por que no dejaba verle ni la cara, Se presentó como el mismísimo Jesucristo, pero no uno cualquiera sino que nos hizo ver que Dios era argentino, que ya es el “susum corda”. El tio un “boludo” de cuidado, anunció el inminente fin del mundo y amenazó a todos los asistentes a con llevarlos a las calderas de Pedro Botero, incluido el concejal de cultura, Alejandro Blanco. En fin una actuación que no dejó indiferente a nadie y que hoy tendrá su segunda parte a las 22,30 de la noche en la cueva de esa señora de infausto nombre, con la obra “El paciente alemán”.
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