Terminó ayer una edición de nuestras fiestas, que se han desarrollado de una forma impensable hace unos meses, gracias a la constancia de la Concejalía de Fiestas y ante todo el compromiso y la responsabilidad de los que las hemos disfrutado.
Y la forma mejor que hacerlo como ha sido a lo largo de estos días, ¡Echándose a la calle! … eso si con mascarilla. La que se lio ayer de buena mañana nuestra ciudad, cuando aún no “estaban puestas las calles”, los componentes de “Los Salerosos” acompañados de más de seiscientas personas que cada año aumentan en número, iniciaron la tradicional diana, con que despertar todos anunciando el día grande de Torrevieja, el de la Inmaculada.
Lo primero que hicieron fue recoger a las puertas del Ayuntamiento a la Reina de la Sal, Victoria Magoñ Rodríguez, y sus damas Juncal Gómez Rivero y Marta Mesa Vizcaíno, que les esperaban con la concejal de fiestas, Concha Sala, que se no se ha perdió “charamitaso” en todas las fiestas.
Tras retomar la tradición de ir a “despertar” al alcalde, Eduardo Dolón y su mujer Conchi Ballester, se hizo una de las más esperadas paradas, la hicieron en la sede de la asociación GAEX (Grupo de amigos exadictos), que este año cambió su ubicación hasta la calle Caballero de Rodas, casi en la plaza de María Asunción, donde prepararon su tradicional “chocolatada y buñuelos”. A partir de ahí y ya con el sol ya en lo alto, la mañana se volvió loca, y una verdadera pléyade de gentes bailaban al son de una música, que lo mismo te sonaba a pasodoble, que a marcha mora, y que no dejo a nadie indiferente, y donde las gargantas terminaron afónicas de tanto gritar y cantar.
Una mañana muy divertida que cada año congrega a mucha más gente convirtiéndolo después de las Paellas en el acto más popular de nuestras fiestas.
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