Objetivo Torrevieja

Álbum, pinchando sobre la foto

Álbum, pinchando sobre la foto

Álbum, pinchando sobre la foto

Uno de los momentos más emblemáticos que vive la Semana Santa torrevejense, se celebró en la noche de ayer. El Miércoles Santo en Torrevieja, ante una multitud de gente que asiste en silencio al acto. El Hijo camino del Calvario se encontraba con su Madre, en el cruce de las calles Ramón Gallud con María Parodi. Se sentía así unos de los instantes más emotivos. Ayer y a diferencia de otros años, por la suspensión del pasado domingo, ambas Cofradías, la de Nuestra Señora de la Esperanza y La Paz y la de Nuestro Padre Jesús de la Caída acompañada por los miembros de la Cofradía de la Santa Mujer Verónica ataviadas con mantilla y la Cofradía de La Convocatoria, salían a las diez de la noche desde el Templo del Sagrado Corazón de Jesús. La Esperanza enfiló la calle Caballero de Rodas, mientras el resto de la comitiva lo hizo por Ramón Gallud, para fusionarse tras el tradicional Encuentro en la Vía Dolorosa.
Ante la mirada de un numeroso público devoto, se producía el encuentro mientras los costaleros de la Virgen hincaban la rodilla bajo el palio y los del Cristo lo izaban al cielo al son de la Marcha Real y arrancando aplausos y recorriendo por la mejilla alguna lágrima de emoción. El desfile procesional continuó por las calles Ramón Gallud, Patricio Pérez, Campoamor, Vicente Blasco Ibáñez, Joaquín Chapaprieta y Caballero de Rodas hasta el Templo de la Purísima donde la comitiva fue recibida por numeroso público que esperaba la llegada de otros lugares para ver su entrada en la misma.
DECORADO PENOSO
Como cada año, vuelvo a destacar y no me cansaré de hacerlo, el escenario donde se realiza uno de los actos más hermosos y significativos de nuestra Semana Santa y donde miles de fotos y la retransmisión de Televisión Torrevieja, año tras año, emiten sus imágenes, encontrándose al fondo y como principal “decorado” un edifico en ruinas, con unas mallas colgando que dan un aspecto a la procesión de dejadez y le resta vistosidad. Ya sé que vivimos en el pueblo del “siempre se ha hecho así” y el “esto no hay quien lo mueva”, pero por sugerir que no quede, quedaría mucho más impresionante este encuentro en la rotonda de la entrada al puerto. Ahí queda la propuesta.

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