Objetivo Torrevieja

Volvió el invierno, volvió el fútbol

Foto Archivo

Crónica de Antonio Sala Buades

Descontando ya las últimas jornadas de este campeonato, y por las alegrías recibidas, parece confirmarse la recuperación del Torrevieja, que está atravesando una nueva —suponemos que definitiva, y que no se tuerza— fase anímica y competitiva, deseemos que suficiente para confirmar la permanencia cuanto antes y sin demasiados sobresaltos. Aunque todavía quedan tragos que pasar, en especial dos peliagudas visitas, las perspectivas del equipo han cambiado radicalmente, después de un par de victorias consecutivas y de este meritorio empate a cero, que salvo los idénticos guarismos nada ha tenido que ver con otros de reciente e ingrato recuerdo. La diferencia fundamental estriba en que los salineros se muestran como un conjunto sólido en la defensa —y ahora, además, con el refuerzo de Pepitiú en la portería—, trabajador en la media y ambicioso en la delantera, con mayor o menor fluidez pero con un plan cuidadosamente trazado y ejecutado. Lástima que hayamos tenido que llegar al final de la liga y —ojo, no lo olvidemos— en una situación no resuelta, para volver a ver algo de fútbol. Todo lo daremos por bien empleado si conseguimos el objetivo. Lo tenemos a la vista. Este invierno extemporáneo que venimos soportando trasladó su gélida impronta al césped de El Palmar. Borriol nos recibía con una temperatura de seis grados, en absoluto frecuente acabando abril, y pronto caería una llovizna que se convertiría en chaparrón. Lo cual, sumado al enésimo madrugón de la temporada, completaba una mañana inadecuada para el deporte, para practicarlo o para presenciarlo. En el público local se respiraba un ambiente de amistoso, típico a estas alturas de torneo cuando los puestos trascendentes, tanto los de arriba como los de abajo, no pueden ser ya ocupados ni para bien ni para mal. Acudieron los aficionados que siempre acuden, los fijos, que los hay en cada pueblo y ciudad, con cualquier temperatura y en cualquier trance clasificatorio. Esperaban a un Torrevieja que necesitaba continuar su racha positiva y que, en consecuencia y al menos en teoría, se mostraría más concienzudo en la labor. Empezó el partido por los cauces esperados, con los visitantes controlando el rectángulo y manteniendo la pugna lejos de ambas porterías. El Borriol lo intentaba por las bandas por medio del espigado Héctor Zaragoza, protagonista de varias carreras hasta la línea de fondo al desplazarse su demarcación de “nueve”.

Sentaban los amarillos las bases para tomar la iniciativa. El juego en el centro del campo necesitaba su tiempo para producir, y en segunda instancia se recurría al balón parado. Por esta vía se elaboraron las primeras ocasiones. Raúl Tena hubo de improvisar una zaga sobre la marcha, con las sustituciones de Vicent (central titular) y de Eixea (que bajó a ocupar ese puesto), y además agotó las tres a poco de comenzar la segunda parte. Durante esos minutos, aprovechando asimismo algún titubeo de los rojillos, el Torrevieja se mostró más incisivo e inspirado, y generó las dos oportunidades más claras para haber cosechado la victoria. Primero fue Villanueva el que, escorado a la derecha, marró el disparo. Luego, el máximo realizador, Koeman, se encontró en inmejorable posición para abrir el marcador, pero Carles, ágil e intuitivo, mantuvo el cero en su portal. Sin que los visitantes desviaran el punto de mira, a partir de estos lances decrecería el ritmo y primarían las precauciones sobre las posibilidades. Era el momento de mirar por lo que se tenía, y no seremos nosotros quienes lo reprochemos.

Los intencionados lanzamientos de esquina y de golpe franco de Raúl Caballero (el tercero de los sustitutos) produjeron algo de incertidumbre en el área torrevejense, cuyos integrantes aguantaron con la misma firmeza que hasta entonces. El peligro del Borriol sólo era latente, pero mientras los minutos no se extinguieran podía ocurrir de todo. Sin descartar un ataque postrero, el empate iba cobrando mayor valor en las filas de Joserra y no cabía arriesgarlo. Así que no hubo lagunas de concentración y, tras hora y media de agua y frío, se establecieron las tablas, que para el Torrevieja mantienen tal como estaban las distancias con la zona de descenso. En estas cuatro jornadas que faltan, haciendo meramente lo normal conservaríamos la categoría. Pero claro, con tantas cosas que han sucedido y que aún pueden suceder, habría que definir el concepto de normalidad. En principio, pidamos que no decaiga la línea emprendida en este mes de abril, tan sorprendente en el aspecto meteorológico como esperanzador para nuestros colores en el balompédico. Y tengamos en cuenta que a cada abril le sucede un mayo.

 Borriol: Carles, Roberto Tomás (Sergio García 45’), Gonzalo, Vicent (Babiloni 31’), Pepe, Víctor Albalat, Fidel, Eixea (Raúl Caballero 53’), Pelu, Carlos Martín y Héctor Zaragoza.

Torrevieja: Pepitiú, Vicente Boix, Burguillos, Rafa, Dani Meseguer, Jorge, Cuco Ros, Gasch (Guillem 45’), Luis Carlos (Sergio Manjón 71’), Villanueva (José Manuel 82’) y Koeman.

 Árbitro: Ruiz García, de Valencia, auxiliado por López Lliberós y Martín Benítez. Amonestó a los locales Vicent, Fidel y Pepe, y a los visitantes Vicente Boix y Sergio Manjón.

 Incidencias: Después de muchas semanas cumpliendo las exigencias federativas con la tramitación de la ficha, debutó con el Torrevieja el guardameta José Javier Martínez Barranco (hermano de Manu, que militó con los salineros dos temporadas y ahora está en el Novelda), conocido por Pepitiú, que sustituye en la plantilla a Ernesto (la reglamentación vigente permite el fichaje fuera de plazo siempre y cuando la lesión de un jugador requiera más de cinco meses para su curación). Jugó con el Borriol su conocido presidente, el golfista Sergio García, días después de su participación en el Master de Augusta.

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