El equipo torrevejense, en una imagen de archivo (O.T.)
Crónica de Antonio Sala Buades
Nos despedíamos la semana pasada con las lógicas tribulaciones por la situación en que se había metido el Torrevieja, de la cual no hará falta indicar, por si las euforias, que todavía no ha salido. También recurríamos al consuelo de que, hasta ahora, nada que se conozca ha sido eterno, por tanto la racha de desgracias tendría que terminar. Esta salida a Utiel, antes de la que rendiremos a Alcira y de la jornada de descanso, se presentaba como una de las últimas oportunidades para retomar la faena de apuntalar la permanencia, noble objetivo al que dedicamos nuestros desvelos desde hace meses. La verdad es que aquí no pecábamos precisamente de optimismo, aunque cabía esperar que alguna vez, siquiera porque en el fútbol como en la vida tiene que haber de todo, nos saliera la moneda de cara. Así ocurrió —por fin, podríamos añadir sin ningún desdoro—, y para que así ocurriera han tenido que coincidir ciertas circunstancias favorables: la que más directamente nos toca, la recuperación de piezas importantes en el esquema; y la que depende del adversario, decisiva para un resultado, su nula capacidad rematadora. Ahora les tocó a ellos.
El hecho de tomar ventaja en el marcador, como demuestra la historia reciente, no constituía una garantía de éxito. Esa pizca de fortuna que pedíamos para desatascar partidos con una jugada táctica —pues de otra manera, la historia reciente ésa tampoco nos sacaba de pobres— acaeció con el valiente y certero testarazo de Sergio Manjón —inaugura así su cuenta goleadora con el primer equipo—, y nos despejaba un panorama que seguía siendo muy difícil. Tenía tiempo el Utiel, un conjunto aún con aspiraciones de promoción, a arreglar el desperfecto, y en seguida cobrarían mayor presencia en el campo los veteranos ilustres Careto y Cardona. Sin embargo, la conexión con el hombre que hacía las funciones de delantero centro, Cristian, no era fluida ni aportaba conclusiones prácticas para el balance atacante local. Los de Joserra dominaron esta faceta del juego de dejar hacer, pero no demasiado, al adversario hasta diluir sus virtudes. Como nunca hay felicidad completa, hubimos de sufrir, mucho en la primera parte y algo en la segunda, con los saques de golpe franco de Cardona y con Castander como destinatario. El centrocampista se encontraría en posición de remate con preocupante frecuencia; menos mal que, unas veces por llegar forzado, otras por no conectar con el balón y otras por hacerlo de lejos y salvar Manolo, el mayor cañonero —en este partido— del Utiel se quedaría sin mojar.
A poco de empezar la segunda mitad, el Torrevieja confirmó que no era el equipo desmañado de anteriores jornadas, sino que podía crear peligro al contragolpe. Luis Carlos tuvo en su frente una espléndida ocasión para aumentar la renta, pero vio cómo Veses despejaba a centímetros de la raya. A partir de ahí, López Langa, que ya en la primera vuelta mandó a los suyos hacia delante en el Vicente García, haría ahora lo propio con las sustituciones elegidas. Mediado este periodo puso en liza a dos falsos laterales, dejando la defensa con los dos centrales y la esporádica inclusión de Careto. Las cargas utielanas se producían principalmente por la banda izquierda, con David Gil y Nico como lanzadores. En los centros subsiguientes, muchos agobios para la zaga blanquiazul, que no obstante se las compondría para resolver los múltiples barullos. La intensidad y la proximidad de los envíos no hacían augurar nada positivo, pero continuábamos en la lucha, con Juanfran —excelente su regreso tras larga inactividad— y Rafa convertidos en colosos. Algún que otro remate en el área era taponado en última instancia, en el colmo de la agonía, de modo que Manolo no tuvo grandes dificultades en sus intervenciones y actuó con sobriedad cuando lo necesitamos. En fin, que se fue capeando el temporal como se pudo, y se pudo hasta el agradable extremo de mantener la portería a cero. La sensación de merodeo y cerco correspondía los locales, pero la opción clara volvía a caer en el haber visitante: Manu Amores disparó al palo tras un perfecto pase de Koeman.
Los últimos minutos depararían lo esperado, con el Utiel volcado a la desesperada —pese a que se quedaría con diez hombres por la lesión de su capitán— y el Torrevieja achicando balones para que se consumara su victoria, que tanta falta le hacía. Cuando Koeman tuvo en sus botas ahorrarnos un poco de inquietud, Javi le cerró el ángulo. Pero esta vez, albricias, no habría sustos ni sorpresas desagradables. El Torrevieja sumó los tres puntos y tomó una bocanada de oxígeno. Todavía tenemos mucho que bregar, pero ahora al menos sabemos que, cuando estamos todos, somos capaces hasta de ganar partidos, no sólo de empatarlos.
Utiel: Javi, Óscar (Ballester 69’), Enrique, Veses (Nemesio 66’), David Gil, Careto, Prieto, Nemesio (More 54’), Castander, Cardona y Cristian.
Torrevieja: Manolo, Vicente Boix, Juanfran, Rafa, Dani Meseguer, Jorge (Abel 73’), Burguillos, Manu Amores, Sergio Manjón (Koeman 63’), Luis Carlos (Guillem 77’) y Gasch.
Árbitro: Mena Gimeno, de Valencia, auxiliado por Huguet Juliá y Sánchez Maynero. Amonestó al visitante Manolo.
Incidencias: Koeman, Juanfran y Abel volvían a jugar con el Torrevieja después de sendas lesiones. A falta de cinco minutos para el final, el capitán local, Careto, resultó lesionado en el tobillo izquierdo en una jugada en la que se encontraba completamente solo, al dar un pase; fue retirado en camilla y su equipo acabó el encuentro con diez hombres.
El gol: 0-1, 11’: Sergio Manjón cabecea, aprovechando la salida en falso de Javi, un saque de esquina de Gasch.
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