Crónica de Antonio Sala Buades
Deja bien a las claras el resultado de Benigánim en qué quedaron los buenos propósitos tras el tropiezo de Cullera. Y es que una cosa es la teoría, la pizarra y las intenciones, y otra la cruda realidad de la segunda y ya preocupante serie de goles encajados. Si en el análisis de hace seis días, por aquello de no verlo todo negativo, buscábamos y encontrábamos —sin que sirviera de justificación— un detonante de los acontecimientos, esta vez no podemos sino anotar, sin detonante que valga, los deméritos propios, los que nos llevaron prácticamente a entregar el partido en su primera parte; claro, que también los anotamos en el anterior compromiso, creyendo que íbamos a mejorar pronto, y para qué vamos a contarles ahora… Tampoco vale el lamento por el máximo porcentaje de acierto (tres de tres) exhibido por los locales, pues las facilidades ofrecidas fueron tantas que no cabía otro desenlace, a poco que anduvieran espabilados. Porque cuando los atacantes contrarios están tan rápidos, tan hábiles y tan atinados —y a veces tan sueltos— en dos encuentros consecutivos, algo significa.
A los cinco minutos se cometió el primer fallo de coordinación, que dejó a placer a Sánchez en su tarea de conectar de cabeza el remate que abrió el marcador, sin que Óscar, pese a tocar la pelota, pudiera impedirlo. Ello acarreaba una evidente complicación, no tanto por el mucho tiempo restante sino por las conocidas dificultades de los salineros para navegar a contracorriente. Empezaba a verse cómo costaba profundizar, cómo la posesión del balón y la intermitente fluidez con que se movía no reportaba nada útil, máxime cuando se va perdiendo y los objetivos inmediatos son distintos, pues al fin y al cabo el área de Jónathan seguía quedando lejos, en distancia y en esfuerzo. Todavía era pronto para liarse la manta a la cabeza, así que continuaba el plan, ahora con la nueva finalidad de empatar. Lo que no se podía permitir era más errores graves. Pero los hubo. Si el primer tanto se recibió en un saque de esquina, también el siguiente fue consecuencia de otro. La diferencia estriba en que éste, para más inri, fue un saque de esquina botado por los nuestros.
Cumpliéndose el dicho de que un córner a favor puede convertirse en ocasión en contra, el boquete táctico nos dejó en evidencia con el mayor estrépito. Rafeta recorrió un pasillo largo y amplio que le puso en bandeja el 2-0. Con las luces rojas encendidas, los salineros respondieron dos minutos después con su mejor oportunidad, pero el pie del guardameta neutralizó el disparo de Rafa Gómez. Era el síntoma de que lo que va mal siempre puede ir peor. Con los del Valle de Albaida cada vez más cómodos en sus lanzamientos largos y los centrales torrevejenses cada vez más inquietos en sus carreras hacia atrás, transcurrieron los siguientes minutos, en los que aquello que se veía venir terminó ocurriendo. Rafeta aumentó la diferencia tras controlar otro medido lanzamiento en perpendicular que completó a pedir de boca ante defensa y portero. Por segunda vez en menos de una semana, el rival nos había pasado por encima con una demostración de fútbol directo y eficaz. Y a los visitantes aún les quedaba el calvario de una segunda mitad entera en la que penar por sus culpas.
Nada sorprendió el conservadurismo de los beniganenses tras el descanso, pues sólo tenían que dedicarse a despejar y a ver si sus delanteros producían más estragos recogiendo alguno de los envíos. El Torrevieja se mostró dominador estéril ante una muralla tranquila por la ventaja. Sin embargo, no se firmó la rendición. Un testarazo alto de Alexis precedió al penalti cometido por Micó, que zancadilleó, por la parte interior del vértice izquierdo del área, a Adrián Banderas. Éste se encargó de transformar la máxima pena y, cuando menos, poner un punto de picante en un partido que carecía de él hacía mucho. El público no las tenía todas consigo por la posible consecución de un segundo gol de los amarillos, que por mucho que se fajaron no volverían a poner en aprietos a la disciplinada zaga adversaria. Y es que lo irremisible había sucedido antes. De modo que los números de esta doble salida arrojan el desalentador balance de cero puntos, con siete goles en contra por sólo uno (y de penalti) a favor. Otra página que pasamos con la vista en la próxima.
FICHA TÉCNICA
Categoría: Tercera División. Grupo: sexto (Valencia). Temporada: 2014-2015. Jornada: 15.
Estadio: Municipal de Benigánim. Fecha: sábado 15 de noviembre de 2014. Hora de comienzo: 17.01.
Unión Deportiva Benigánim: Jónathan, Muñoz ©, Micó, Sánchez, Huertas, Roselló, Rubén Fuentes, Víctor Jordá (Rico 83’), Olcina (Quique 68’), Casanova (Jordan Moreno 80’) y Rafeta. No jugaron: Joan y Kevin Mullor. Entrenador: Miguel Ángel Mullor Doménech.
Club Deportivo Torrevieja: Óscar, Rubén, Edi, Martín (Adrián Banderas 45’), Alexis, Jorge ©, Borja, Burguillos (Ferrán 58’), Carrasco, Rafa Gómez (Steve 45’) y Berna. No jugaron: Marcos y Cristian Sánchez. Entrenador: José Emilio Riquelme Galiana (sancionado).
Árbitro: Hristov Hristov, de La Ribera, auxiliado por Sánchez Rodríguez y Frigols Sancho. Amonestó a los locales Casanova y Jordan Moreno y a los visitantes Rafa Gómez, Edi, Jorge, Ferrán y José Antonio Gomis (segundo entrenador).
Incidencias: Primer enfrentamiento en Tercera División entre ambos equipos, que se habían encontrado cuatro temporadas en Preferente. Galiana, por cumplir el primero de sus dos partidos de sanción, dirigió a su equipo desde fuera del banquillo. Se encendieron los focos del estadio a los 25 minutos de comenzar el encuentro. Segundo desplazamiento consecutivo saldado con derrota para los salineros.
Goles: 1-0, 5’: Sánchez cabecea desmarcado en la frontal del área pequeña un saque de esquina de Rafeta. 2-0, 19’: Rafeta recibe un pase largo de Víctor Jordá a la salida de un córner contra el equipo local, llega hasta la frontal del área y ante la media salida de Óscar lo supera por bajo. 3-0, 44’: Rafeta recibe un pase largo de Roselló que no llega a cortar Martín, encara a Alexis y desde fuera del área ajusta el disparo al poste izquierdo. 3-1, 66’: Adrián Banderas transforma un penalti cometido por zancadilla, a él mismo, de Micó por el interior del vértice izquierdo del área.
Descubre más desde Objetivo Torrevieja
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.
Filed under: Actualidad, Deportes |
Deja un comentario