Objetivo Torrevieja

Imagen de Archivo de un Torrevieja – Torre Levante

Crónica de Antonio Sala Buades

Está la feria que no hay quien vaya. Otro partido bien planteado, bien jugado —hasta que las circunstancias lo permitieron—, encarrilado con solidez, con una entrega hasta el límite, y otra derrota que se clava en nuestro casillero. Puede sonar a pretexto, a que queremos disfrazar la elocuente realidad a la que nos arrojan los números. Pero para eso estamos aquí, para relatar —desde nuestro particular punto de vista— cómo se desarrollan los partidos, porque para dar solamente el resultado no sería necesario más espacio en el papel ni viajar a esos campos de Dios. Cuesta mucho empezar cada semana, y ésta no va a ser una excepción, con la ilusión de encauzar el rumbo para, al final, recibir un cruel mazazo. Cuesta mucho escribir de otro resultado negativo tratando de ofrecer argumentos para que no se deje de confiar en este equipo. En último extremo está el compromiso con la verdad, con nuestra verdad, por muy ingrata, reiterada y pertinaz que se presente. Pues así continuaremos después de disputarse el choque de Orriols, a pesar del riesgo de que nos etiqueten de parciales o de que nos achaquen un exceso de cariño —que, por otra parte, nunca ocultaremos— al club salinero. Y todo ello, por supuesto, sin eludir la autocrítica que corresponda, pues tampoco es cuestión de culpar al empedrado en cada una de las cuitas.
Como principales novedades, además del esperado debut de Rubén Suárez —futbolista que no necesita presentación y que haría notar su presencia sobre el césped—, destacó la vuelta de Martín al once titular. En el que parece consolidado esquema de los tres centrales, el guineano formó pareja con Quintero en el pivote. A la firmeza demostrada en los primeros minutos se fue uniendo la fluidez ofensiva. El Torre Levante se diluía en disparos lejanos mientras los visitantes se empleaban con cada vez mayor verticalidad. César tuvo la primera ocasión apenas a tres minutos del comienzo, al rematar de volea cruzada con el interior del pie un centro de Carrasco. Por fin el Torrevieja, consistente en su juego, haría diana: antes del cuarto de hora, el propio César encontró un aliado involuntario en Éder, que al desviar con el cuerpo dejó descolocado a su portero. Ilusos de nosotros, pensábamos entonces que la fortuna había tenido a bien empezar a devolvernos todo lo que hasta ahora nos había negado. Ilusos de nosotros, que de vez en cuando, por muchos decenios que llevemos viendo encuentros y campeonatos de todos los niveles, nos olvidamos de cómo las gasta el fútbol cuando la toma con alguien.
Porque tardaría muy poco en llegar el primer revés. Carrasco vio la segunda amonestación, sólo tres minutos después de la primera, por una entrada a Enrique en la que se llevó el balón. De nada valieron las protestas, pues los amarillos tendrían que pelear con diez hombres durante tres cuartos de partido, lo que quedaba para terminar. Desde ese instante y con semejantes perspectivas, comprendimos que las cosas se iban a torcer, pero de peores se había salido. Claro, que eso sería en otras temporadas, porque en lo que llevamos de ésta… Con la obligada redisposición, continuó la batalla pensando más en desactivar a la media local. La primera parte nada más depararía, con los valencianos recurriendo al envío diagonal de Enrique y la defensa torrevejense muy segura en su cometido. Ahí radicaba la baza psicológica de los de Rescalvo, pues sabían que disponían de mucho tiempo y que aún no debían descomponer su dibujo. Tras el intermedio se produciría el desenlace, con ambas actitudes netamente establecidas: el Torre Levante movería con paciencia para hallar el hueco del undécimo hombre, y el Torrevieja esperaría en su terreno, tratando sólo muy de vez en cuando de parar las avalanchas y tener la pelota, hasta el momento de lanzar un contragolpe definitivo.
Nos preparamos para apretar los dientes y sufrir durante cuarenta y cinco minutos, con la esperanza de que un lance inspirado nos aliviara del trance. Poco a poco, los unos empujaban más adelante y, en consecuencia, los otros eran empujados más atrás. También poco a poco, se apuntaba el pase largo que pudiera comprometer a Coronado. Había que mantener la concentración, cerrar filas y andar listos cuando se vislumbrara el carril. En ello estábamos, cuando se cumplieron doce minutos de este segundo tiempo. Y en este punto de inflexión, nuestras castigadas costillas recibieron dos palos de tal consideración que ya nos temimos que, como no hay dos sin tres, todavía estaban por acaecer más desgracias. Así se decidiría el partido: César envió en diagonal para la cabeza de Rubén Suárez, que saltó y tocó para la arrancada en posición legal de Lewis; éste corrió solo en perpendicular —quizá debió centrarse para disponer de mayor ángulo de tiro— hasta encontrarse con Coronado; y estrelló el disparo en el cuerpo del guardameta, de pie y a media salida. A continuación, sin tiempo ni para anotar la jugada, se formó el contragolpe local —el cazador fue cazado—, y desde la raya de fondo Aarón dejó el pase de la muerte para que Marc Gómez empujara a la red. En cuestión de segundos, habíamos acariciado el 0-2 —subrayaremos el excelente trabajo de Lewis, que ayudó con eficacia en todo el rectángulo, para que conste que no hay ningún ánimo de que recaiga en él una responsabilidad de la que carece— y de inmediato nos estrellamos contra el 1-1.
Tamaño lastre moral, lloviendo sobre mojado, se antojaba excesivo para cualquiera. El Torrevieja peleó con coraje para retomar la delantera, pero la coyuntura no era favorable en absoluto. El cansancio se acumulaba y el rival, crecido, atacaba con mayor rapidez, consciente de que había hecho presa. Sin embargo, no fue capaz de crear oportunidades claras. Pero sí fue capaz de atinar con la que le dio el triunfo: un disparo lejano de Juanra se coló sin que Óscar pudiera detenerlo. Y es que, vaya usted a adivinar por qué —habrá que dar con el quid—, los equipos adversarios están sabiendo manejar las situaciones de presión, o están aprovechando sus bazas, mientras que el nuestro está sucumbiendo impotente. Ahora, a ver cómo volvemos a contar que hemos jugado bien, que hemos luchado con decoro, que hemos tenido serias opciones de ganar…, pero que hemos vuelto a perder. Porque, con todo lo que hemos visto, y a estas alturas del torneo, los números dicen que sumamos dos puntos menos que jornadas disputadas y que ocupamos puestos de descenso; de modo que habremos de apurarnos para que el asunto no se nos vaya de las manos. Sea lo que sea aquello que nos pasa, lo obvio es que siempre nos pasa algo y que los dichosos «algos» nos están haciendo un daño terrible.

FICHA TÉCNICA

Categoría: Tercera División. Grupo: sexto (Valencia). Temporada: 2015-2016. Jornada: 12.
Estadio: municipal Orriols. Fecha: sábado 31 de octubre de 2015. Hora de comienzo: 17.59.

Club de Fútbol Torre Levante Orriols: Coronado, Juanca (Toni 45’), Heredia, Enrique ©, Éder, Adrián, Casero (Diego 74’), Luis, Marc Cosme (More 81’), Juanra y Aarón. No jugaron: Somo y Alfonso. Entrenador: Ismael Rescalvo Sánchez.

Club Deportivo Torrevieja: Óscar, Vicente Boix, Luis Carlos, Javi Selvas, Quintero, Jorge ©, Carrasco, Martín (Burguillos 57’), César (Brani 65’), Rubén Suárez y Lewis (Adrián Banderas 68’). No jugaron: Miguel Serna y Sánchez. Entrenador: Antonio Pedreño Saura.

Árbitro: Sanchis Cambra, de La Ribera, auxiliado por Bolufer Rioja y Donat Lledó. Por el Torre Levante, amonestó a Éder, Casero, Toni, Adrián y Juan Rescalvo (segundo entrenador), y expulsó con roja directa a Somo (portero suplente); por el Torrevieja, mostró una tarjeta a César, Javi Selvas, Quintero, Jorge y Antonio Pedreño (entrenador), y dos a Carrasco (expulsado 22’).

Incidencias: Único partido de la jornada en el grupo sexto de Tercera División adelantado al sábado. Antes del encuentro, Martín efectuó una prueba física para saber si estaba en condiciones de jugar. Debutó con el club salinero Rubén Suárez Estrada, procedente del Castellón, anterior jugador de Primera División, entre otros, con el Levante que entrenó Juan Ignacio. César jugó con la muñeca izquierda protegida; Diego, con la derecha. Se encendieron los focos del estadio a los 12 minutos de la segunda parte. El Torrevieja, que marcó su primer gol en el campo municipal de Orriols, sufre su tercera derrota en otras tantas visitas a este estadio. Por primera vez en esta temporada, los salineros pierden tras adelantarse en el marcador.

Goles: 0-1, 14’: César recibe en corto de Rubén Suárez, se va de Adrián y dispara desde fuera del área, Éder desvía el balón en su intento de rechazarlo y descoloca al guardameta, que es superado por la trayectoria parabólica. 1-1, 57’: Marc Cosme remata raso y ajustado al otro palo un centro raso de Aarón desde la línea de fondo por la derecha. 2-1, 81’: Juanra dispara desde fuera del área, en parábola y ajustado a la escuadra derecha, sin que Óscar, pese a que toca el balón en su estirada hacia atrás, pueda desviarlo.

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