Crónica de Antonio Sala Buades
Si a un espectador neutral, al que ni le va ni viene el partido y que no se pare a pensar demasiado en él, le dicen que un equipo visitante va a alinear a sus cuatro centrales como titulares, la conclusión —precipitada— sería con toda probabilidad que va a dedicarse nada más que a defender. Así están establecidos los tópicos y los arquetipos del fútbol, por mucho que este deporte nos ofrezca continuas variantes. Pedreño decidió su once al estudiar los números del Borriol en su feudo —hasta la fecha, sólo una derrota y dos empates, con cinco goles encajados— y al estimar, con acierto, que esta pugna se resolvería por el aire. Conste que salió bien como pudo haber salido mal, porque ya sabemos cómo las gasta la bolita, pero aquí nada se deja al azar. Siendo el terreno de El Palmar de reducidas dimensiones, y cuando al contrario le cuesta muy pocos movimientos tapar los caminos de avance porque el espacio escasea, al final el recurso principal es el envío largo. Es una estrategia tan válida como otra cualquiera —allá los remilgados—, y quien la aplica con aprovechamiento celebra victorias, como los de Fernández Cuesta en la mayoría de envites disputados en su feudo. Así que había que contrarrestar esa efectividad donde más daño pudiéramos hacerles: por arriba y sin arrugarse en el cuerpo a cuerpo.
Quedó establecida la muralla con Javi Selvas en medio y Jorge y Matej a sus flancos. Y por si aún había algo que dirimir, Quintero acompañaba a Burguillos en el medio campo. Ante todo, no dar tregua a los borriolenses en los lanzamientos a Tabares, receptor inmediato. Los primeros minutos fueron de cierto dominio local, si bien sin llegar a acercarse al área de Miguel Serna. Preocupaba que los rechazos fueran a pies de los rojillos, que bullían por todas partes, y en algunos momentos hubo segundas y hasta terceras opciones de centro. Pero los remates eran pocos, lejanos e inofensivos. Salvada esta situación inicial, y ya dada la vuelta en la zona media, la segunda parte del plan consistía en trazar jugadas de ataque. No había prisa hasta enganchar la que nos fuera propicia. Ante la carencia de huecos, era necesario filtrar con un pase preciso. Y el bisturí lo sacó Rubén Suárez en su conexión con Lewis. Aunque siempre acarrea injusticia destacar un par de nombres —en especial, en un compromiso como éste que comentamos, en el que hubieron de fajarse todos sin excepción—, hemos de subrayar que volvieron a encontrarse felizmente los dos futbolistas más relevantes en esta recuperación del Torrevieja: el asturiano, por su temple; y el británico de origen, por su puntería.
Cómo transmitirá la lección Fernández Cuesta a sus hombres, que a éstos no se les señaló ninguna falta en contra en toda la primera parte. Qué mejor conocedor de la coyuntura que el que ha extraído fruto de ella más veces. En efecto, un golpe franco en campo propio implicaba un esfuerzo añadido para contener la avalancha subsiguiente a todo bombeo sobre la meta, además del inevitable desgaste nervioso. De modo que en la reanudación incrementó el Torrevieja su repertorio con la posibilidad de trazar un contragolpe. En una acción muy parecida a la del gol, Carrasco metió el pase para el mismo Lewis, que esta vez no midió el control y dejó el balón en las manos de Edi en su salida. Aferrándose a aquello en lo que mejor se desenvuelve, el Borriol puso en liza a Héctor Zaragoza, otro futbolista de considerable estatura que sería ahora el encargado, en ayuda de Tabares, de redirigir los envíos de marras. Los amarillos desperdiciarían otra clara ocasión de aumentar el marcador, al cruzar en exceso Burguillos, solo en su carrera ante el portero, otro pase perpendicular de Rubén Suárez. Era inútil lamentarse por estas dos situaciones marradas en apenas cinco minutos. En adelante había que apretar los dientes y jugarse el tipo en la disputa.
Porque el Borriol, como cabía esperar, se lanzaría a la ofensiva. A su manera, pero apretó de lo lindo y obligó a extremar la concentración —y la fuerza— a los torrevejenses. Tampoco se quedaba atrás Miguel Serna —continúa su excelente estado de forma—, que se estiró para desviar a córner un disparo de Víctor Pino que entraba pegado al poste y otro, más peligroso, de Javi Mora que se colaba por la escuadra. Los rechazos daban opción a que se recrudeciera el asedio. Estaba terminantemente prohibido cometer una falta cerca del área o apurar tocando en corto antes del despeje, que era lo que requería el caso. Un balón cayó en el área para Víctor Pino, cuyo disparo fue taponado. No había alivio ni siquiera en los saques de banda, pues la estrechez del rectángulo los convertía en saques de esquina dirigidos con las manos. Transcurrían los minutos con lentitud para lo que nos habría gustado, y aunque la rendija del contraataque no se había tapado, había que concentrar las energías en lo que esos momentos recomendaban. Nadie se arrugó a la hora de medirse con los aguerridos borriolenses. Cada salto —de ahí la importancia, que ahora se demostraba, de acumular hombres espigados— y cada lucha exigía asumir un riesgo que no se eludió. El último susto fue otra pelota suelta que le llegó en el área a Tabares, pero no se pudo revolver con eficacia.
Entre las cabezas de los defensores y los puños del guardameta se mantuvo a raya al rival. Aunque éste no dispuso de claras oportunidades, hubo que apechugar con una constante tensión en la zaga —además, con el recuerdo de los dos goles no sumados— por que cualquier rebote echara a perder el trabajo. No sólo no ocurrió, sino que los salineros se han confirmado asimismo en este tipo de partidos. Si en Borriol empezamos a ganar —con clase— por abajo, terminamos de ganar —con coraje— por arriba. Todos los jugadores fueron fundamentales en este triunfo de indiscutible altura.
FICHA TÉCNICA
Categoría: Tercera División. Grupo: sexto (Valencia). Temporada: 2015-2016. Jornada: 21.
Estadio: municipal El Palmar. Fecha: domingo 17 de enero de 2016. Hora de comienzo: 12.01.
Club de Fútbol Borriol: Edi, Jaume Almela, Medi (Tali 13’) (Héctor Zaragoza 54’), Lalo, Pepe Mora, Javi Mora ©, Aarón (Sergio García 71’), Chimo Ballesteros, José Tabares, Colomer y Víctor Pino. No jugaron: Emeka y Enric. Entrenador: Pedro Fernández Cuesta.
Club Deportivo Torrevieja: Miguel Serna, Vicente Boix, Luis Carlos, Javi Selvas, Jorge, Matej, Burguillos ©, Quintero, Carrasco, Rubén Suárez (Sánchez 89’) y Lewis (Higón 77’). No jugaron: Quique, Manu Amores y César. Entrenador: Antonio Pedreño Saura.
Árbitro: Yuste Querol, de Valencia, auxiliado por Esteve Bosch y Felguera Montero. Amonestó a los locales Jaume Almela, Lalo y Víctor Pino, y a los visitantes Vicente Boix y Rubén Suárez.
Incidencias: Como es habitual en el equipo del Borriol, se vistió de futbolista (y disputó los últimos minutos) su presidente, el conocido golfista Sergio García, que en el partido de ida no pudo viajar a Torrevieja. Javi Selvas jugó con la muñeca derecha protegida. Medi hubo de retirarse lesionado. El Borriol pierde el segundo encuentro en su estadio esta temporada, mientras que el Torrevieja gana en su tercera salida consecutiva. Los salineros repiten el marcador de su último encuentro en esta localidad (hace dos temporadas), en la que no ha perdido en cinco desplazamientos (tres victorias y dos derrotas), con un solo tanto encajado.
El gol: 0-1, 37’: Lewis remata de primera, solo en el área, un pase raso en perpendicular de Rubén Suárez.
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Filed under: Actualidad, Deportes |
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