A pesar de sufrir 7 bajas el SC Torrevieja ha salvado a lo grande su bache de resultados. Ya desde el primer momento, con la presencia del prebenjamín “b” del Torrevieja CF, que salió al campo junto con el senior del SC Torrevieja, pareció que la savia nueva iba a fluir y así fue en el compromiso del Primera Regional, puesto que varios jugadores disfrutaron de la titularidad por primera vez en la liga.
Además, el liderato puede volver a estar a 4 puntos en caso de que el Torrevieja venza el partido de menos que tiene con respecto al primer clasificado, el Catral, que esta jornada no ha pasado del empate en Montesinos. En el inicio del choque el Torrevieja fue todo actitud aunque con poca precisión.
El Pinoso se mostraba como un equipo correoso y veterano y los salineros dominaban por completo pero sin hallar profundidad. Asimismo, el colegiado optó por dirigir el choque con cierta permisividad que permitía algunos contactos bruscos.
Y como símbolo de que quizá faltaba precisión pero no corazón, con el pecho empujó Arias el primero de la mañana a servicio medido de Cristian. Y otro servicio de Cristian a balón parado era bajado por Gonzalo y Ángel se incorporaba para anotar el de la teórica tranquilidad. Ángel era uno de los jugadores que estrenaba titularidad en liga después de una lesión de clavícula y corrió al banquillo a dedicarle el gol al entrenador local Carlos Pérez. El Torrevieja llegaba al descanso aliviado después de los últimos nubarrones.
Pero el propio equipo anfitrión pareció darle aire al rival cuando en la reanudación el Pinoso aprovechaba un balón cruzado para agitar el fantasma del “canguelo” de que los salineros volvieran a las andadas. Pero Lucas González apareció cuando más falta hacía, aportando desequilibrio y un cruzando un disparo en cuanto la defensa visitante le dejó medio metro. El gol fue el punto de no retorno del partido, que ya no peligró para los salineros. Liam se encargó de machacar con el cuarto, que corrió a dedicarle a la fisio Andrea Cristina; y el propio Liam forzó la pena máxima del quinto, el cual fue transformado por Ángel.
Su celebración fue ir a hacia la grada salinera para besarse el escudo en lo que ya era una fiesta del fútbol torrevejense. Sin duda ambos ambas celebraciones, la del cuarto y el del quinto, con un evidente poder simbólico. Y la afición no solo tuvo tiempo para entonar algún cántico nuevo, sino para vitorear la entrada de tres jóvenes como Esteban, Diego y Javier, conectando con la savia nueva con la que iniciábamos la crónica.
Prácticamente con los gritos de “Esta es, nuestra cantera” terminó un partido muy feliz para plantilla y afición. Poco importó algún golpe de más como el que recibió el meta Nico, que se retiró con un ostensible moratón junto al ojo tras salvar un esférico de la presión de un atacante visitante. Porque ayer la plantilla, la grada y la cantera simbolizaron la energía de su savia nueva.
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