“Ni hay excusas ni las inventamos”
Crónica de Antonio Sala Buades / Fotografía: J. Carrión
Está claro que en una liga tan larga ni se van a ganar todos los partidos ni se va a jugar siempre de la misma manera. Como también habrá días en que salgamos contentos con la impresión ofrecida por los nuestros —como hemos venido contando— y otros en que tratemos de pasar la página cuanto antes para pensar en el próximo compromiso. Pues el del domingo fue uno de ésos en que no salen las cosas, porque empiezan mal, continúan peor y luego no se arreglan por mucho que se intente. Y es que el Torrevieja nunca estuvo en disposición de superar a un rival que, además de aprovechar la circunstancia de su pronta ventaja en el marcador, supo aplicar después esa nada sutil serie de estratagemas que algunos denominan con el eufemismo de «otro fútbol». En casos como el presente, aparcar las florituras para ir al grano no deja de constituir un mérito para un equipo como el Ribarroja —o para cualquier equipo, por muy cualificado que sea—, que tiene que sumar victorias como mejor considere, sin entrar en disquisiciones sobre otros aspectos que, amén de no reflejarse en la clasificación, a la mañana siguiente ya están olvidados.
Quién iba a decirnos que tendríamos muchos más problemas con un campo amplio, con espacios para tocar y desplazar el balón, que con los reducidos que hasta ahora hemos visitado. Pero en el asunto de las dimensiones, tanto por grandes como por pequeñas, suelen mandar los propietarios del terreno, que para eso se entrenan sobre él y conocen cada palmo cuadrado. Desde el principio quedó establecido que los locales se desenvolvían con mayores soltura y profundidad. A lo cual contribuyó un gol, el gol —entonces aún no sabíamos si el artículo sería al final indeterminado o determinado—, que sumió a los torrevejenses en el estado que más temen, la obligación de responder a un tanteo adverso. Sin embargo, tampoco pensemos que esa característica distingue al nuestro de los demás conjuntos que dirimen sus cuitas en este grupo. Aquí, quien más quien menos saca petróleo de una mínima ventaja, aunque haya que mantenerla, como el tenaz y desinhibido Ribarroja, durante más de ochenta minutos. Por supuesto, en el debe del Torrevieja habremos de apuntar esta vez su carencia de recursos para llevar el encuentro por otros derroteros de los que por las trazas, desfavorables para los salineros, iba a tomar.
Como prueba de que no andábamos finos, el aciago lance no sólo no sirvió para que tomáramos nota, corrigiendo errores o acopiando concentración, sino que con el paso del tiempo la defensa continuaba mostrándose insegura. Baste indicar que la jugada del gol se repitió —obviamente, sin las mismas consecuencias— hasta cuatro veces: un saque de banda del capitán Manu Moreno por nuestro flanco derecho era prolongado de cabeza en el lateral del área hacia el centro de ésta, con el subsiguiente riesgo para la portería de Carrión, que con dos excelentes intervenciones —una de ellas en un golpe franco directo— al menos nos mantuvo dentro de la esperanza al término de la primera parte. Pero si comentamos los apuros de la defensa, en justicia habremos de concederle que se le acumuló el trabajo porque a las demás líneas no les salía el suyo a pedir de boca, que digamos. La media perdía la pugna directa ante los aguerridos y espabilados valencianos, y adolecimos de premiosidad en las escasas oportunidades en que a duras penas podíamos pisar el área contraria. En resumen, no se construía y había dificultades para destruir el juego del adversario. Ante tales premisas, huelga añadir la conclusión.
La segunda mitad comenzaba como cabía suponer: mientras el que va por delante se vuelve conservador, el que necesita igualar entra en una dinámica distinta. Fueron los minutos en que, aunque en pinceladas esporádicas, más se pareció el Torrevieja a sí mismo. Dada la fortaleza del entramado ribarrojero, y de que el cambio no podía ser relevante, éramos conscientes de que si no obteníamos fruto en seguida el panorama se ensombrecería todavía más. Sin demasiada claridad ofensiva, los de Anselmo tenían el balón y trataban de fraguar algo concreto. Con la velocidad del recién incorporado Pastor se hilvanó una buena combinación que no fue acabada con éxito por Dani Meseguer, que llegó forzado al remate. De nuevo constatábamos, máxime en tan apremiante contexto, que los eventuales encargados de coronar no eran los futbolistas adecuados. Las pocas y poco propicias ocasiones no aumentarían en número, ni siquiera con la expulsión de Soriano a falta de casi veinte minutos. Las órdenes de Carlos Luque, destinadas a detener sin contemplaciones el ritmo de los visitantes, se cumplían a la perfección. A tal fin, de tanto en cuando y en cualquier zona algún jugador se dejaba caer al suelo, previo grito o sin él.
Repetimos que ello no constituye un desdoro para los de rojo, y que no debemos reprochárselo en absoluto. Sabían lo que les convenía y lo hicieron muy bien. A pesar de no enganchar ni un solo remate a puerta en este segundo periodo, con la referida labor tuvieron suficiente los de Campo de Turia para a la postre celebrar la victoria. Con la ecuanimidad debida, esta vez —la primera vez de catorce— no podemos decir que los nuestros la merecieran. Desperdiciaron medio partido y en el otro medio no hallaron el modo de reaccionar, al no atinar con las limitadas opciones de que dispusieron. Otro día saldrán las cosas mejor.
FICHA TÉCNICA
Estadio: Municipal de Ribarroja (campo A). Fecha: domingo 17 de noviembre de 2013. Hora de comienzo: 12.01.
Ribarroja: Alfaro, Tolosa, Manu Moreno, Chema, Javi Sanchís, Soriano, Nando (Rafa 89’), Solves, Borja Mir (Josua 88’), Fran Espinosa y Brian (Mario 72’). No jugaron: Anselmo y Bruno. Entrenador: Carlos Luque.
Torrevieja: Carrión, Vicente Boix, Dani Lucas (Obele 61’), Alexis, Rafa, Dani Meseguer, Carrasco, Burguillos, Rafa Gómez, Micro (Gasch 74’)y Alberto (Pastor 66’). No jugaron: Carlos Moreno y Manu Amores. Entrenador: Anselmo Serrano.
Árbitro: Altava Márquez, de Castellón, auxiliado por López Lliberós y Rallo Estévez. Por el Ribarroja, amonestó una vez a Raúl Mata (fisioterapeuta), José Soriano (delegado) y Carlos Parodi (segundo entrenador), y dos a Soriano (expulsado 72’); por el Torrevieja, mostró tarjeta amarilla a Alberto, Dani Lucas y Rafa Gómez.
Incidencias: En el viaje de ida, la expedición torrevejense coincidió en una parada con el equipo juvenil del Cartagena, que se desplazaba a Villarreal a disputar su partido de la División de Honor de la categoría. El entrenador del Ribarroja, Carlos Luque, dirigió a su equipo desde la grada por no poder sentarse en el banquillo, y precisamente a su segundo, Carlos Parodi, que sí tiene ficha, le fue llamada la atención por el árbitro mediado el primer tiempo por usar teléfono móvil para recibir instrucciones. Pastor salió con el antebrazo izquierdo vendado.
El gol: 1-0, 7’: Solves remata desde la frontal tras rechazar en corto Rafa, en un saque de banda de Manu Moreno prolongado de cabeza por Borja Mir, y el balón toca en el propio Rafa y entra cerca del poste izquierdo.
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