El SC Torrevieja volvió a ganar en un partido con sabor a fútbol añejo decidido en las postrimerías del choque con una falta de Álex tan huérfana de rematadores que sólo encontró acogida en la red. Los visitantes celebraron extasiados un jaque mate que no dejó margen de reacción a un Albatera que disfrutó sus mejores momentos precisamente en la recta final, cuando el partido fue un correcalles sin dueño.
Por su parte, los salineros comandaron el choque al inicio y tuvieron un repóker de llegadas en la primera parte que no supieron materializar. Como la escuadra torrevejense no materializó ese dominio, se fueron apagando sus ideas conforme se entraba en la recta final y literalmente la grada anfitriona iba rugiendo al compás de la posible la opción de imponerse a un equipo que fue muy superior en los primeros compases.
Tanto dominó el Torrevieja que en la primera parte los locales vieron 4 tarjetas amarillas. Eso sí, el albaterense Oltra falló un mano con Ramón que también pudo suponer el 1-0. Fue tras una presión ante la salida de balón del Torrevieja, que intentó dar un buen trato al esférico mientras que, bien adaptado al terreno de juego, el Albatera intentó no dejar resquicios y salir a la contra tras robar.
De hecho, pese a lo intempestivo, en teoría del horario, las 19.30 de un domingo, el graderío del Nuevo Calvario presentó una estampa que recordaba el fútbol de los 80, con nutrida presencia de ambas aficiones, un bombo en cada punta de la tribuna para alentar a cada equipo, y en definitiva, con unos seguidores identificados con su escudo, con su población y con sus jugadores.
A la implicación de los futbolistas en cada balón dividido y cada choque le correspondió la implicación del público en cada una de las acciones, contestando algunas decisiones arbitrales que, como es lógico, no pueden satisfacer a todo el mundo. Recordando los 80, cabe recordar que la única temporada que un equipo torrevejense subió a Segunda B, la población de Albatera también tenía un equipo en el mismo Tercera División.
Ahora los herederos de aquel fútbol en ambas localidades se han fundado con diferentes siglas porque evidentemente los tiempos cambian, pero la intensidad del envite recordó aquellas tardes eléctricas en las que no había más remedio que preocuparse por lo cercano que de lo lejano.
Horas antes de este partido se jugaba el universal Barça-Madrid, venimos de una pandemia donde nos hemos ingeniado entretenimientos sin tener que salir de casa, y precisamente tanto jóvenes como adultos tenían también a la hora del partido miles de divertimentos online o televisivos para ocupar lo que restaba del domingo.
Está claro que hace 30 o 40 años hubiera sido difícil imaginar el césped artificial; una chica en la grada vestida con un chándal del París Sant Germain, como se pudo ver; o un padre albaterense charlando por videoconferencia con su hijo, que estaba en Berlín, con un aparatito llamado teléfono móvil. Los tiempos cambian. Pero el fútbol sigue deparando milagros y los culpables de todo lo vivido ayer bien merecen un aplauso.
S. Albatera 0
SC Torrevieja 1
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