Base Liquidable General y del Ahorro: ¿Cómo se calculan y qué reducciones aplican?
Alejandro Villegas Castillo
Siguiendo con el corolario de semanas anteriores, continuamos desgranando el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF). Una vez cuantificados los componentes de la renta —rendimientos, imputaciones de rentas, ganancias y pérdidas patrimoniales—, llega el momento de integrarlos y compensarlos según lo establecido en la Ley del IRPF. ¿El objetivo? Determinar la base imponible del impuesto, que se divide en dos grandes bloques: la Base Imponible General y la Base Imponible del Ahorro.
Pero, ¿qué incluye cada una? ¿Cómo se compensan las pérdidas? Y, sobre todo, ¿qué reducciones podemos aplicar para pagar menos? Acompáñanos en este análisis.
Base Imponible General y del Ahorro: ¿Qué son y cómo se forman?
La base imponible del IRPF no es un único número, sino que se desdobla en dos partes con reglas propias:
Base Imponible General: Aquí se agrupan los ingresos y pérdidas más comunes de nuestra vida diaria.
Base Imponible del Ahorro: Este bloque recoge las rentas derivadas de inversiones y transmisiones patrimoniales.
Pero antes de llegar a la base liquidable —que es sobre la que finalmente se aplica el tipo impositivo—, hay que restar una serie de reducciones legales. Vamos paso a paso.
La Base Imponible General: ¿Qué incluye y cómo se calcula?
La renta general está formada por:
Rendimientos e imputaciones de renta: Salarios, ingresos por actividades económicas, rentas inmobiliarias imputadas… Todo, excepto los rendimientos del capital mobiliario ligados a inversiones (como intereses o dividendos).
Ganancias y pérdidas patrimoniales no derivadas de transmisiones: Por ejemplo, premios de lotería o indemnizaciones.
¿Sabías que tus ingresos por alquilar una vivienda se mezclan aquí con tu nómina? Así es: todos los rendimientos de la renta general se integran y compensan entre sí sin límite. Si el resultado es positivo (ganas más de lo que pierdes), pasa directamente a la Base Imponible General. Si es negativo, también se traslada, pero con matices que veremos más adelante.
Por otro lado, las ganancias y pérdidas patrimoniales de la renta general (las no relacionadas con ventas de bienes) se compensan exclusivamente entre sí. Si el saldo es positivo, se suma a la base imponible general. Pero, ¿qué pasa si es negativo? Aquí entra en juego una regla clave: puedes compensarlo con el saldo positivo de los rendimientos y rentas imputadas, pero con un límite del 25% de ese saldo. ¿Y si sobra algo por compensar? Tranquilo, podrás arrastrarlo a los 4 años siguientes.
La Base Imponible del Ahorro: ¿Qué rentas entran aquí?
La renta del ahorro incluye:
Rendimientos del capital mobiliario: Intereses de cuentas bancarias, dividendos, rendimientos de cesión de capitales a terceros, seguros de vida o contratos de capitalización.
Ganancias y pérdidas patrimoniales por transmisiones: Por ejemplo, la venta de acciones, inmuebles o fondos de inversión.
¿Te has planteado cuánto te cuesta fiscalmente vender unas acciones con ganancias? Estas rentas se integran y compensan solo entre sí, pero con un orden: primero, los rendimientos del capital mobiliario; luego, las ganancias y pérdidas patrimoniales. Si el saldo final es positivo, pasa a la Base Imponible del Ahorro. Si es negativo, puedes compensarlo en los 4 años siguientes, siempre que haya rentas positivas del ahorro con las que restarlo.
De la Base Imponible a la Base Liquidable: Las reducciones legales
Una vez calculadas ambas bases imponibles, se aplican reducciones para obtener las bases liquidables, que son las que realmente tributan. Estas reducciones están reguladas en los artículos 47 y siguientes de la Ley del IRPF. Veamos las principales:
Reducciones en la Base Imponible General:
Reducción por tributación conjunta: Para unidades familiares (matrimonio o monoparental), se aplica una reducción de 3.400 € (o 2.150 € en caso de declaración conjunta con hijos). Ejemplo: Una pareja con dos hijos reduce su base en 3.400 €.
Aportaciones a planes de pensiones: Hasta un máximo de 1.500 € anuales (o 8.000 € si se suman aportaciones a sistemas de previsión social empresarial, según reforma de 2021). ¿Estás aprovechando este límite para ahorrar en tu IRPF?
Compensación de saldos negativos pendientes: Si en años anteriores quedó un saldo negativo en la renta general (no compensado por el límite del 25%), se resta ahora.
Reducciones en la Base Imponible del Ahorro:
No hay reducciones específicas adicionales, pero sí se compensan los saldos negativos de años anteriores derivados de transmisiones o rendimientos del ahorro, siempre dentro del plazo de 4 años.
Ejemplo práctico: Si tu Base Imponible General es de 30.000 € y haces una aportación de 1.500 € a un plan de pensiones, más una reducción por tributación conjunta de 3.400 €, tu Base Liquidable General sería 25.100 €. Si tu Base Imponible del Ahorro es de 5.000 € por dividendos, sin saldos negativos previos, la Base Liquidable del Ahorro seguirá siendo 5.000 €.
Conclusión: ¿Por qué importa entender esto?
Distinguir entre la Base Liquidable General y la del Ahorro es clave, porque cada una tributa a tipos diferentes: la general, con tramos progresivos (hasta el 45% en 2025); la del ahorro, con tipos más bajos (19% a 28%). Además, las reducciones legales son una herramienta para optimizar tu factura fiscal.
¿Estás listo para revisar tu declaración y sacarle el máximo partido? En próximas entregas, exploraremos cómo se aplican estos tipos y las deducciones autonómicas.
alejandrovillegascastillo@gmail.com
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