“El coronel no tiene quien le escriba”, una obra maestra en el Teatro Municipal, que rindió al público al buen hacer de los actores.
El Teatro Municipal de Torrevieja, se pone en cada ocasión el listón más alto en cuanto a calidad de sus representaciones y ayer lo pudimos comprobar con “El coronel no tiene quien le escriba” del Nobel, Miguel García Márquez. Pocas son las obras llevadas al teatro o al cine de este autor, pero en esta ocasión, Carlos Saura, ha sabido trasladar de una manera más que respetuosa y digna ese universo mágico del Nobel, las bellísimas palabras de esta novela corta y profunda, repleta de simbolismos y alusiones a la situación política y social de Colombia en los años 50 y que se ajusta con bastante fidelidad a la obra original, pero se le ha dado un puntito más de ternura, de vulnerabilidad, y ese toque campechano y socarrón de Imanol Arias, consiguiendo un contrapunto perfecto a la abrumadora y traumática situación del coronel y su esposa.
“El coronel no tiene quien le escriba” nos presenta al viejo coronel y su mujer. Viven en la miseria, esperando la carta del gobierno en la que le comuniquen la concesión de la pensión prometida por sus servicios durante la guerra. Pero esa carta nunca llega y mientras tanto la vieja pareja malvive en la pobreza alimentando a un maldito gallo de pelea, protagonista involuntario de la devastación de la pareja de ancianos, los mira indecentemente soberbio, cacarea ajeno a las penalidades que soportan dos viejos que literalmente se quitan la comida de la boca para alimentarle.
La codicia del pueblo, la usura de los supuestos amigos, la fatalidad y estupidez de la guerra, se mezclan con la soledad del viejo coronel vencido por la vida pero al que aún le quedan dos tesoros: el amor de su mujer y la dignidad. La tragedia del viejo coronel es el reflejo de la injusticia en el mundo. Su capacidad de resistencia ante las adversidades que le presenta el destino es infinita, guiado por una rebeldía tan sólida como su esperanza y su fe en el ser.
Los actores Imanol Arias (El coronel), Cristina de Inza (Esposa) Jorge Basant (Sabas y abogado), Fran Calvo (Médico) y Marta Molina (Mujer de Sabas, cantinera y cartera), rayaron la excelencia, en unos papeles difíciles pero llenos de matices humanos.
El público que llenó las localidades disponibles por la normativa sanitaria del covid-19, aplaudió en pie durante cinco largos minutos, mientras Imanol Arias, se emocionaba hasta soltar alguna lágrima, al sentir el calor del público y hacía un alegato de la seguridad de la cultura, mostrando su satisfacción de poder volver a los escenarios, tras más de un año de pandemia, lo que provocó otro torrente de aplausos.
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