Aunque este artículo fue publicado el 1 de agosto de 2011, volvemos a publicarlo a petición de muchos amigos que lo han solicitado, y lo hacemos dentro de los espacios que estos días en que celebramos el Certamen Internacional de Habaneras, venimos publicando, y en los que mostramos los aspectos turísticos más relevantes de nuestra ciudad.
Fernando Guardiola
Hace unos días, a través de facebook, una amiga de nuestro medio me preguntaba que para cuando un reportaje sobre la feria de atracciones de nuestra ciudad. Le respondí que en breve lo haríamos y anoche, pese a ser martes, visitamos el recinto del “relleno” del puerto, donde se ubica desde hace muchos años este reducto de diversión e ilusión donde los padres se olvidan por unos momentos de la imparable crisis que padecemos, con tal de que sus hijos disfruten de la ilusión de un viaje a los confines de oriente en los más extraños artilugios o incluso una tourné por el lejano oeste en un tren que desde siempre fue el “de la bruja”. Si he de ser sincero, llevaba sin entrar al recinto, ya que verlo desde fiera es inevitable hacerlo a diario, más de tres años, y realmente me quedé sorprendido al ver la capacidad de inventiva y renovación que presentaba el recinto. Junto a los clásicos “cochecitos de choque” o la impenitente noria, otras atracciones, como los carruseles, tiendas de tiro, o las carpas de juegos de mesa, son atracciones totalmente actualizadas a los gustos de los más pequeños, contando algunos de ellos, con réplicas de los más famosos personajes de Disney que animan a los niños a disfrutar de los placeres de su atracción favorita. Eche de menos la típica “Tómbola” de regalos, aquellas en que no hace mucho tiempo se gritaba aquello de .”..¡que alegría, que alboroto, otro perrito piloto!”. Aunque no faltaban los puestos de tiro, de todas clases, desde el típico “rifle de tapones de corcho”, con que abatir los más extraños llaveros, hasta arcos de flechas o sofisticados revólveres de balines. No faltan la casa de los horrores, para los amantes de las sensaciones fuertes o los toros mecánicos, en versiones infantil y adulto, donde probar el sentido del equilibrio, aunque a decir verdad, ni uno solo de los que vimos en tal trance, aguantó el tipo. Para los jóvenes atrevidos no faltan esas atracciones como el “Mono loco”, o la “Alfombra mágica”, donde la digestión se hace en diez segundos, tras dos movimientos, que te ponen la última de las comidas, a punto de nieve. Y los papás, en un alarde de renovarse o morir, cuentan para su disfrute, con una serie de chiringuitos, cuatro al menos, donde distraer su paladar, mientras los más pequeños disfrutan, a golpe de mojito, o piña colada, en plena feria. A vista de pájaro, la feria es una inmensa ciudad de neones, donde en el mismísimo corazón de la ciudad, no hay visitante que se resista a disfrutar durante horas de un mundo de alegría, de un mundo de ilusiones, … y todo ello a unos precios por los que la crisis no pasa. Que la disfruten.
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el tren de la bruja dejo de serlo hace mucho tiempo…