Antoni Lakubowski
Crítico musical
Libreto de “La Flauta Mágica” – Singspiel Mozartiano, presenta una fantástica historia de viajes y aventuras del joven príncipe, que desea ganarse la mano de la muchacha amada. Juntos pasan por múltiples intentos de aprender la verdad. El instrumento titular, la flauta, tiene que proteger al protagonista de los peligros. Finalmente el mal queda vencido para dejar paso al bien y sabiduría. “La Flauta Mágica” – última ópera del genio de Salzburgo – W. A. Mozart, fue presentada ayer, último domingo en Torrevieja por la Compañía Ópera 2001, en versión original (Alemán), con mucho colorido cómo corresponde a un cuento de hadas. Fue realmente una fiesta muy lujosa, para todos los sentidos, pero…. nada convencional. Los personajes recorren épocas desde los tiempos arcaicos hasta modernos. Y porque no? Unas ideas y proyectos muy bellos, interesantes y sumamente sorprendentes.
En el reparto de los personajes hemos presenciado unas experiencias sumamente positivas. Vitoria Varga interpretó la “Reina de la Noche”. El papel tiene un componente dramático, que la artista resolvió mediante un tenso (casi wagneriano) dinamismo de la voz. Impresionaron los staccatos de coloratura del segundo acto, ejecutados con precisión increíble y limpieza pura de entonación. El tenor torrevejense Santiago Sánchez, convenció en todos los aspectos cómo “Tamino”, despertando una honesta admiración con la voz bien cultivada y proyectada, un timbre de enfoque heroico con elementos líricos en los momentos requeridos y adecuados – realmente fabulosa actuación. Hiroco Merita cómo “Pamina”, en sus intervenciones dejó la sensación de frescura y sencillez en la línea del canto de su soprano agradable y limpio, aunque un poco cansado. Thomas Weinhappel presentó al pajarero “Papageno” tierno y completo, poseedor de un barítono maduro y bien cultivado.
El “Sarastro” de Ivailo Gyurov sorprendió con una voz potente, de un timbre bien sonoro y profundo. Completó el reparto la “Papagena” en interpretación de Pauline Rouillard con una frescura de soprano precioso, cómo también los dos muy buenos tercetos; el de las damas y de los niños. Hay que mencionar también una sonoridad empastada y firme del fabuloso coro de la Compañía Ópera 2001.
Aparte del alto nivel musical, los cantantes han mostrado muy buena preparación escénica, tan necesaria para expresar los detalles de este “Singspiel” de W. A. Mozart. Tal vez lo ideal sería agregar un pellizco más aún de locura y este típica aura de otro mundo, pero bueno, estos son los detalles de una evaluación subjetiva. De todas formas – !Gran respeto!
Al igual que aquella vez, durante la presentación de “El Trovador” de G. Verdi, la orquesta de la Compañía Lírica 2001 ha sido parte muy fuerte del espectáculo. El director musical Martin Mazik supo mantener el equilibrio entre la escena y orquesta en una forma discreta y absoluta, dando la oportunidad de lucir a los protagonistas del espectáculo, sin que estos tuvieran que hacer lo imposible para poder estar en el primer plano de ejecución. Musicalmente, para mi gusto, ha sido un Mozart ideal; ligero, agradable, rico y sabroso. Bravíssimo!!!
Valió la pena presenciar un espectáculo muy simpático, hermoso y de alto nivel artístico.
¡Enhorabuena! a todos los artistas participantes y realizadores de este espectáculo.
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