El pasado 31 de Agosto comenzó un incendio en un piso de la Avenida Diego Ramírez. En ella vivían Alex y Mari. El incendio comenzó sobre las 8:00 de la mañana, producido por el cortocircuito de un ventilador que estaba en la habitación principal. En la casa estaba Mari durmiendo en el comedor, había ido allí sobre las 5:00 de la madrugada por que hacía calor. Mari, al escuchar los maullidos de su gata “Chiqui” se despertó y vio la casa llena de humo, pensó que venía de la calle, pero al percatarse de lo que ocurría, cogió a su gata y salió a la escalera del edificio a pedir ayuda. Un vecino intento con un extintor apagar el incendio, pero ya no pudo hacer nada, porque el humo y las llamas ya eran muy grandes. Ya entonces llegaron los servicios de emergencia que apagaron el fuego y auxiliaron a los vecinos afectados por el humo. Su casa ha sido pasto de las llamas y no tenían seguro, así que tendrán que hacerse cargo de los gastos de bomberos, policía y desperfectos de la comunidad de vecinos del edificio. Por eso sus amigas se han unido para ayudar en todo lo posible. Gaex ha organizado un sorteo de regalos benéfico y todo lo recaudado es para pagar todos esos gastos. También se pueden realizar ingresos en el número de cuenta BBK 2095 0491 10 9110823495
También se pueden realizar donaciones en Solmania Torrevieja, sito en C/Caballero de Rodas 113 – Torrevieja. Entre otras acciones se va a sortear una Bicicleta que nos regala Motos Mañogil. Así que pedimos una ayuda. Entre todos PODEMOS!!!
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Viva los gatos
Me satisface leer la nota de Objetivo en la que se reivindica a un animal doméstico tras una acción que posibilito salvar a dos personas de un incendio. Por supuesto que no es la primera vez que hechos así suceden, más bien suceden con mucha frecuencia, pese a que la prensa suele dar más trascendencia a otros detalles de los, llamémosle, accidentes.
Todo esto viene a colación para que y teniendo en cuenta lo hecho por Chiqui (así se llama el héroe felino) permita una sensibilización de la población ante la enrome cantidad de gatos que pululan por el pueblo y que no han tenido la posibilidad de demostrar a quienes los pudieran adoptar de lo que son capaces además de la compañía y el entretenimiento.
Es muy triste y deja una imagen muy poco aleccionadora el caminar por las calles, de por sí poco arregladas del pueblo, (sobre todo en la madrugada) y ver muchos (demasiados diría yo) gatos revolviendo en la basura y con un aspecto nada agradable de contemplar.
Se me dirá, y a quien lo haga no le falta razón, que hay seres humanos en condiciones casi semejantes y que ellos serían prioritarios, pero lo cierto es que a las autoridades locales, más preocupadas de cuadrar unas cuentas que ellas mismas descuadraron, parece no preocuparle ni lo uno ni lo otro.
La falta de sensibilización ante una animal está muy relacionada que con la falta de medidas ante las miserias humanas. Quien es capaz de maltratar un gato o un perro es igual capaz de hacerlo con un semejante y ahonda con ello el grado de degradación social que innegablemente vivimos.
Pero, ¿cómo alcanzar un avance en una ciudad con la mitad de la población en desempleo y gran parte de la otra mitad con sueldos tercermundistas? Admito no ser la persona más indicada para sugerir soluciones, pero con modestia considero que sólo fomentando la cultura en la máxima extensión de la palabra y a partir de las actividades que esta genere (téngase en cuenta que no sólo las fiestas y los bailes para mayores son la expresión máxima de su sentir), podremos comprobar que con la solidaridad, el apoyo a los necesitados (de dos y cuatro patas), con una actitud más benévola ante las carencias de los demás tendremos también una opción para salir de esta miseria, no sólo económica, que se prolonga, y con más fuerza aún, en el postmoderno siglo XXI.
La proposición de “amasar” dinero, como dijo Quino en una tira de Mafalda, “haciendo harina a los demás”, la señalización de causas siempre ajenas como factores de nuestras desgracias, el creer ser lo que no se es aunque nos lo inculquen desde la TV y/o mesas de debate políticas y de las otras, sigue siendo hoy un paso atrás en la convivencia y por eso satisface, pero duele a su vez como humano, que sea esta vez un gato el que nos señale cual es la forma de actuar, vivir y coexistir.
Un viva por Chiqui y por sus congéneres que aunque revuelvan entre “cubos de basura y espinas de boquerón” no pierden su dignidad de especie, algo que yace sin pena ni gloria en la memoria de algunos conciudadanos de ésta, nuestra, Torrevieja.
Manuel P. García
Cuanta razón tiene éste vecino, el problema es que la cultura por éstos lados deja mucho que desear.
Tenga en cuenta la barbarie que se hace con el tema de los toros, se ríen y hacen todo un espectáculo con la muerte salvaje de un animal, que para poder ofrecer ése show, deben “picar”, SÍ, “picar” al toro para que se desangre de a poco, se debilite y pueda el “señor torero” marearlo un rato para luego matarlo. Y, es tan la degradación cultural, que dicen que “pertenece al patrimonio cultural de España”, que pena, cuanta ignorancia.
Pero bueno, luego nos queremos comparar al resto de los europeos… cuanta risa. No podemos siquiera llegar a la horma de sus zapatos, somos trogloditas.
En fin, vecino, usted tiene razón, lástima que a quien puede hacer algo, esto no le interesa y su comentario quedará en el olvido.
Y respecto a la cultura, “pues na” (como dice por acá), “es lo que hay”… total, en los botellones y las disco entre alcohol y droga encontrará a nuestros estudiantes, nuestros futuros médicos, políticos, profesionales en general. Lo dicho…. “es lo que hay”