Objetivo Torrevieja

Á´bum, pinchando sobre la foto

M.P. García

VIDEO: Se equivocó la paloma

En la tarde de ayer viernes tuvo lugar en el Centro Cultural Salinero de Torrevieja un acto organizado por el Ateneo Republicano Miguel Hernández en el que se homenajeó a los poetas de la Generación del 27.
Ante un numeroso y entusiasta auditorio el cantautor Ricardo Huerta y el escritor Manuel Pérez García realizaron un recorrido por la obra de estos autores mediante la interpretación musical y la lectura de sus poemas.
Lo sugerente de la función fue la inclusión de varios poetas latinoamericanos que, de una forma u otra, compartieron con la Generación del 27 tanto una época como una cualidad de entender las letras y el tiempo que les tocó en suerte vivir. Unos poetas que afanados en su compromiso sin límites con los más débiles fueron capaces de transformar la poesía personal y subjetivista de sus comienzos en una expresión amplia y solidaria con la vida y el mundo.
La relación de la Generación del 27 con los países latinoamericanos fue intensa. García Lorca, además de ser “poeta en Nueva York” paseó sus letras por Argentina; tierra ésta que a su vez, tras la imposición del franquismo dio cobijo a trabajadores de la República como Rafael Alberti que allí pasó gran parte de su exilio. En Uruguay dejaron profunda huella Margarita Xirgú y José Bergamín. En México vivieron y murieron León Felipe, Emilio Prados y Luis Cernuda y así un exilio que se podría sintetizar en unas palabras de León Felipe el que refiriéndose a la tierra que lo recibió, México, escribió: «Llegué por primera vez con Lázaro Cárdenas, montado en la cola de la revolución. Corría el año de 1923. Después, aquí he vivido por muchos años: Aquí he gritado, he sufrido, he protestado, he blasfemado, me he llenado de asombro…»
“La Generación del 27, más allá del océano” en definitiva, supo comunicar una forma de concebir la poesía, cantada y hablada, como la conciencia de toda una generación que no se detuvo en fronteras sino que las atravesó para hacer germinar lo mejor de las letras en el suelo fecundo de quienes les cobijó.

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