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La Noche de San Juan volvió a desplegar su hechizo en Torrevieja y lo hizo con más fuerza que nunca. Desde que el sol empezó a caer, miles de personas de toda la Vega Baja —especialmente de Guardamar, El Pilar de la Horadada y Orihuela, donde este año las hogueras estaban prohibidas— se dirigieron hacia las playas torrevejenses con un objetivo común: celebrar la noche más mágica del año junto al mar.
Con mochilas, neveras, bocadillos, guitarras y ese entusiasmo contagioso que trae el verano, jóvenes y mayores comenzaron a ocupar sus rincones en las playas autorizadas. Las hogueras, alimentadas por más de 20.000 kilos de madera suministrada por el Ayuntamiento, ardieron bajo un cielo estrellado mientras el mar devolvía ecos de risas y música. Las brasas, además de iluminar, sirvieron para cocinar las viandas que se compartieron como parte del ritual ancestral del fuego purificador.
Las playas de La Mata, Los Locos, El Cura y especialmente la de Los Náufragos —auténtico epicentro de la fiesta— vivieron una noche intensa, vibrante, sin un solo incidente, gracias al amplio dispositivo de seguridad desplegado por Policía Local, Guardia Civil y Protección Civil. Las hogueras no fueron solo fuego: fueron punto de encuentro, escenario de historias compartidas, excusa para los saltos valientes y los baños nocturnos cargados de simbolismo y adrenalina.
En la playa de Los Náufragos, varias discotecas móviles animaron sin descanso a una multitud que no quería dejar de celebrarlo. Allí, los cuerpos se movían al ritmo de la música, entre espuma de mar, arena caliente y el humo aromático de la leña. A las dos de la madrugada, como modernas cenicientas salidas de un cuento de salitre, los asistentes recogieron sus cosas para dejar paso al equipo de limpieza que, puntual, transformó de nuevo la costa en un espacio limpio y acogedor.
Una noche así no se olvida. Porque más allá del fuego y la fiesta, San Juan en Torrevieja fue una celebración de la vida compartida, de las tradiciones que nos unen, y de ese deseo universal de quemar lo malo y empezar de nuevo con luz en los ojos y sal en la piel.
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