Objetivo Torrevieja

Álbum 1, pinchando sobre la foto (J. Carrión)

Fernando Guardiola

Álbum 2, pinchando sobre la foto (F,G.)

VIDEO: Concierto – M.C. Lavesa

La ascensión a los cielos de la música de la Orquesta Sinfónica de Torrevieja es imparable. Anoche consiguieron una vez más llenar el fantástico Auditorio Internacional con más de mil quinientas almas, entregadas en cuerpo y alma a la música. Así el último concierto del ciclo de abono, nos trajo un monográfico de Tchaikovsky, interpretando su ‘Concierto para Violín’ y la suite ‘El Lago de los cisnes’. Contó el concierto como solista con el portugués Pedro Ferreira, excelente violinista que ha actuado en países como Francia, Holanda, Estados Unidos, que utilizó un violín fabricado en 1.885.
y que tras su actuación ofreció el bis “Sonata nº4” de Eugene Esaye
La segunda parte del concierto, más conocida por el gran público fue una trepidante sucesión de pasajes de la Suite “El lago de los cisnes”: Escena, mazurca étc. Hasta desembocar en la escena final en que la totalidad de los instrumentos se unen en una explosión de sonidos y fanfarrias que emanando del sonido nuestra gran orquesta, dirigida por José F. Sánchez se unieron al magnífico sonido, que aporta el auditorio para embargar a todos en un estado en que solo el sentido del amor al arte lo supera. La orquesta ofreció como regalo una Polonesa del maestro ruso y la “Danza Española del Lago de los Cisnes”. No quisieron perderse este acontecimiento, el alcalde de la ciudad, José Manuel Dolón, el concejal de cultura, Alejandro Blanco y gran parte de la Corporación Municipal de todos los partidos, dando un ejemplo de amor a la música y cariño hacia la Orquesta Sinfónica.
Comentario aparte merece mencionar la falta de servicio complementarios para un colectivo de las más de 1500 de personas que anoche estuvieron en el auditorio. Como dirían nuestros mayores: “No se mató nadie, porque Dios no quiso”, mientras a escasos 500 metros la ciudad deportiva lucía iluminada en todo su esplendor unas pistas vacías. El aparcamiento del auditorio era una “boca de lobo” donde acercarse a la entrada era una Gincana, donde desde luego el premio era digno de obtener: Un fabuloso concierto. Pero vamos a mirarlo para la próxima vez, que lo que no pasa en diez años, pasa en un día. Lo dicho

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