La Santa Cena, fue el único paso que desfiló sobre ruedas y sus costaleros en una muestra de generosidad, se distribuyeron entre los tronos que requerían de apoyo, sobre todo el de la Piedad, para ayudarles.
Fernando Guardiola/Pedro Grimao
El tiempo se alió anoche con Torrevieja y un numeroso público, creyentes en su gran mayoría y otros simplemente atraídos por el atractivo turístico que supone ver desfilar un verdadero museo viviente de arte y de fé, llenaron las calles por donde discurrió la más importante muestra de la pasión y muerte de Jesús que culmina la pasión: La del Santo Entierro de Cristo. El dolor de los costaleros con solo el alimento de la fe, soportan sobre sus hombros unos tronos que más o menos ricos, son la representación en cada uno de ellos de un misterio que forma parte de la injusta pasión y muerte de un hombre cuya grandeza, ha traspasado el umbral de los siglos y cuya doctrina, basada en el amor y el perdón, sigue tan vigente como hace más de dos mil años, y que cambio el rumbo de la vida, hasta tal punto que nada fue igual después de su visita, … incluso hasta los tiempos se pararon, para comenzar a contarse a partir de su llegada. La calles de Torrevieja, se convirtieron anoche durante más de cinco horas, en un impresionante escenario, donde se representó, la pasión y muerte de Jesús, mostrada cronológicamente.
A las cuatro de la tarde, antes de iniciar los desfiles, tuvo lugar el acto de bendición de la nueva túnica que lució en esta noche la imagen de Ntro. Señor Jesucristo en la Última y Sagrada Cena, obra del artesano guardamarenco, Antonio Fracisco Paredes. Abrió esta hermosa lección, a modo de portada del libro que nos disponemos a leer, una Cruz que llamamos la Convocatoria, tras ella la escena de Jesús junto al pozo de Jacob, donde calmó su sed un mujer de Samaria, que da paso al primero de los misterios: la noche en que Jesús instituyó el sacramento de la Eucaristía, en la Última Cena, representado con un sobrio y pesado trono con las 13 imágenes talladas por Víctor García , que este año por falta de costaleros ha salido sobre ruedas, con el valor añadido de que los que han acudieron al no ser necesaria su aportación, se distribuyeron como fuerza de apoyo entre los tronos a los que faltaban algunos de ellos, como es el caso de la Virgen de la Piedad, acto de da a entender la generosidad de las gentes de la semana santa torrevejense. Tras la cena, Jesús y algunos de sus apóstoles, se acercaron al orar al Huerto de Getsemaní, un olivar cercano, donde tras ponerse en manos del Padre, fue traicionado por Judas y prendido por los romanos. El paso que lo representa en Torrevieja, es de una belleza extraordinaria y residentes británicos, algunos de ellos anglicanos y de otras confesiones lo portan con la misma fé que cualquier nativo. Tras ser prendido, fue azotado y vilipendiado hasta la extenuación, atado a un trozo de columna del palacio del pretor, escena que el Cristo de la Flagelación Torrevejense, que este año estrenó nueva imagen con un realismo abrumador, erigida en su sobrio trono de madera negra, escoltado por cuatro antorchas flamígeras, reproduce con fidelidad, seguido muy de cerca por otro nuevo trono, de la misma Cofradía con la Virgen de la Estrella. Por las calles de Jerusalén, deambulaban asustados los apóstoles que le acompañaban, y cuando eran sorprendidos por la guardia pretoriana, eran interrogados, y uno de ellos, Pedro, el que sería el padre de la Iglesia, fue retenido en tres ocasiones y en tres ocasiones negó su relación con Jesús, tal y como predijo el mismo; “Pedro, antes de que cante el gallo, me negarás tres veces”. Este trono es portado desde su fundación por gentes de La Mata. Tras ser azotado Jesús, fue vestido de andrajos y ante su insistencia en que era rey de los judíos, se le coronó de espinas, se le puso como cetro una caña, y asomándole al balcón del palacio, dijeron “Ecce Homo” (He aquí el hombre), ese hombre era Jesús Cautivo, “Nazareno”, una de las imágenes más veneradas en Torrevieja, y que cuenta con una de la más numerosa compañía de pequeños desfilando, simiente de la futura semana santa. Una vez condenado por su propio pueblo, Jesús fue condenado a morir crucificado, como lo eran en la antigua Roma los ladrones y traidores, y pese a la debilidad de su cuerpo se le hizo portar su propia Cruz, hasta el monte Gólgota, a las afueras de Jerusalén. Las fuerzas durante el camino, le fallaron en tres ocasiones, y representando una de ellas la imagen de Cristo, cargando con la Cruz, rodilla en tierra, azotado por un sayón y ayudado de Simón el Cireneo, desfiló anoche por las calles de Torrevieja, embelleciendo la tristeza de los diversos pasajes con arreglos florales, fruto de las prestigiosas floristas locales, que parecen querer mitigar con sus colores y olores, el dolor que se respira. En una de esas caídas, una mujer Verónica, se acercó a secar con un paño el sudor y la sangre de Jesús. Quiso enjuagar el rostro del hombre y se llevó impreso en el paño la faz del Dios. Mujeres del pueblo, se encargan de portar la imagen, que este año estrena un hermoso trono. Un espectacular trono, representa el dolor de una Madre, y al mismo tiempo la esperanza en la salvación y la paz de los hombres a través del sacrificio hijo, la más numerosa de las Cofradías, arropa a María, rota de dolor y con lágrimas en los ojos. Nuestra Señora de la Esperanza y de la Paz, destaca entre todas las imágenes que desfilan, por ser una de las dos que lo hace bajo palio y con una esplendida bandeja de candelas encendidas. Siguiendo cronológicamente el relato evangélico, y una vez llegado al Gólgota, Jesús es despojado de sus vestiduras, las cuales los soldados se juegan a los dados, y es crucificado entre dos ladrones. Aún vivo, es capaz de musitar siete frases, hasta que agotado entrega su espíritu al Padre. la imagen del Cristo Crucificado, es la más imponente de las imágenes que desfilan en ls semana santa de Torrevieja, siempre marcada por una seriedad y un orden impecable. Al pie de la Cruz, desolados permanecieron María y el discípulo más amado por Jesús, Juan. y juntos bajo palio, desfilan tras el Crucificado, bajo la advocación de María Santísima del Silencio. Una vez pasó el tiempo pertinente, obtuvieron María y los apóstoles permiso para bajarle de la Cruz, una vez descendido, quiso la Madre tomar a su hijo en brazos por última vez, implorando al cielo la Piedad que él no tuvo. Esta escena se representa en Torrevieja con una hermosa talla que representa a la Virgen de la Piedad. Tras su paso, el silencio se apodera de las calles, al paso de un nuevo trono tallado en madera, que porta a Cristo Yacente, una imagen que impresiona por su realismo, obra de los Hermanos Blanco. Tras él y cerrando los misterios pasionales, se yerguen la imágenes de San Juan, que guía con su mano a una madre Dolorosa, portando un luto que es el luto de todos los cristianos por la muerte del Hijo de Dios hecho hombre y rindiendo los honores que merece, las gentes que han recibido el poder y la representación del pueblo, desfilan tras esta enorme muestra del sentir de un pueblo, los sacerdotes, alcalde, concejales, entre los que se echa de menos algunas fuerzas políticas que deben de confundir sentimientos y tradiciones con otro tipo de actuaciones, fuerzas del orden y representantes de la Junta Mayor de Cofradías. Durante este desfile, se intercalan entre las imágenes, bandas de tambores y cornetas, que ponen la nota sonora, junto a las saetas, a esta historia real, que sucedió hace más de dos mil años y que aun sigue viva.
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