A partir de hoy aparecerán en diferentes apartados de cara a la Semana Santa, Restaurantes, Comercios y zonas turísticas de nuestra ciudad. publicados en esta Gaceta, para darles a conocer a visitantes y público en general
Fernando Guardiola
Los mismos que hace unos meses decían no querer pasar por la zona de la Playa del Cura, llamada Punta Margalla, que alberga el monumento a las Culturas del Mediterráneo, en forma de cinco columnas que representan a cada una de ellas, anoche pasaban admirados volviendo la mirada al contrario de donde siempre lo habían hecho, hacia el mar. Esta vez la mirada no eran los ruinosos bajos de un gran edificio de los que dominaban la vista de ese tramo de la Costa de Torrevieja, ni se encontraban un pasillo peatonal, por el que nadie discurría por el mal olor que animales y “personas” que allí habitaban desprendían. Anoche miraban admirados a la estructura original y llamativa de la fachada de un nuevo restaurante que han puesto en marcha unos empresarios torrevejenses, que con una valentía sin precedentes han apostado por Torrevieja, sus playas y parajes. Con su valentía han transformado toda una zona sumida en la decadencia en un agradable bulevar donde el paseo se convertirá en algo tan cotidiano como lo que sucedió anoche.
Más de doscientas personas fueron las invitadas a la apertura de este restaurante que adopta el nombre de “Las Columnas”, por el hecho de situarse en la zona antes definida. Su fachada que se extiende a lo largo de toda la fachada esta realizada en hierro y soporta las enormes vidrieras que al igual que las situadas en el “Túnel” peatonal favorecen la visión del interior y acogen en su zona norte la Heladería con productos franceses “Louise”. Arquitectónicamente el restaurante en de una bellísima factura, donde la gran columna que es un elemento de construcción indispensable, se convierte por mor del artista en una hermosa palmera, revestida de finas maderas retroiluminadas que dan al salón del comedor una elegancia y una prestancia inigualables. Cuenta también el restaurante con una cafetería en la que se puede comer, aunque se vaya de sport. Aprovechando el hueco de servicio de la piscina que alberga el piso superior se ha recreado una bodega centenaria donde los mejores caldos del mercado le esperan para su degustación.
La cocina es un recinto diáfano y espacioso que cuenta con la particularidad que tener la fachada que da a la galería peatonal acristalada, pudiendo observar desde el exterior como operan en la cocina para elaborar los mejores menús y a los mejores precios.
Uno de los momentos más emotivos fue la bendición del recinto por el cura franciscano, Saturnino Vidal del murciano convento de Santa Catalina, así como la visita del concejal de Hostelería y Turismo, Luis María Piza que recorrió todas las instalaciones junto a uno de los dueños del local y saludó uno a uno a los más de treinta empleados con que cuenta este hermoso “proyecto” al que deseamos desde aquí una larga y próspera andadura.
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