Una verdadera masa humana, compuesta de niños y niñas, acompañados la mayor de las veces por sus papás, y de todas las edades, se dieron ayer cita de nuevo tras tres días lloviendo sin cesar. Aunque ayer también lo hizo a la hora de la salida de la Charamita, no llovía y los niños estaban deseosos de acompañar de nuevo a Lily por las calles de la ciudad.
Aunque ello no es óbice para que los “paseos” sean de lo más divertido y convirtiendo año tras año, este evento en el “santo y seña” de las Fiestas Patronales de nuestra ciudad. Los niños y mayores, evocan en cada recorrido las raíces festivas de nuestro pueblo, entonando al ritmo del tamboril y la flauta, las consabidas cantinelas, “Serafina la cochina” y “Los garbanzos torraos”.
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