Participan 150 personas en la marcha que recorre Lo Ferrís hasta Punta Prima junto con un rebaño de ovejas que de forma simbólica rememora el uso histórico de la Cañada Real de la Costa, que en su paso por el paraje está cortada por el muro.
Las XII Jornadas en Defensa de los Caminos Públicos, que se han clausurado hoy con una visita a las salinas, han puesto como ejemplo de mala gestión de las administraciones públicas la Cañada Real de la Costa, especialmente a su paso por Lo Ferrís.
Estas jornadas, que se han celebrado en Torrevieja con la colaboración del Ayuntamiento, la sede de la Universidad de Alicante, la Plataforma Ibérica por los Caminos Públicos (PICP) y la Asociación Salvemos Lo Ferrís, han concluido que los problemas para defender los caminos públicos son los mismos en cualquier parte del país, por lo que se necesita un frente común para buscar soluciones. Al mismo tiempo han servido para abrir una vía de colaboración con la universidad para dotar de contenido científico nuestras reivindicaciones.
En palabras de Manuel Trujillo, coordinador de la PICP, que aglutina a 24 asociaciones de toda España: “El deber de las instituciones públicas es colaborar con la sociedad; las comunidades autónomas tienen la responsabilidad de velar por las vías pecuarias”, así como el deber de dejar ese legado a otras generaciones.
Según Luis Alfonso García Aragonés, de la Federació d’Esports de Muntanya i Escalada de la Comunitat Valenciana, el primer inconveniente es el choque entre administraciones a la hora de gestionar estos espacios públicos, ya que los caminos son competencia de los ayuntamientos mientras que las cañadas reales y las vías pecuarias lo son de la administración autonómica. Sin olvidar “el fuerte poder económico de quien se apropia del camino; hay intereses ocultos que buscan el beneficio individual”. Por eso, “tiene que haber voluntad política de defensa de lo público”.
“Es incompatible el amor por el dinero con la protección de los caminos”, resumió José Manuel Sarmiento, de la Asociación Caminos Trashumantes de la Vega Baja del Segura. Su presidente, Rafael García Rodríguez, explicó que se trata de “un patrimonio olvidado y hasta desconocido por parte de las administraciones públicas, por lo que a menudo son ocupados”.
La Asociación Salvemos Lo Ferrís indicó que “estas vías están identificadas en la mayoría de los casos, pero a la Administración le cuesta deslindarlas porque entra en conflictos”. En este caso, la Conselleria abrió el proceso de clasificación (marcar sus límites y trazado) antes de deslindarla. Pese a que tiene una anchura de 75 metros por ser cañada, su propuesta inicial, a falta de la resolución final, ha sido estrecharla a 10 metros, como ha hecho en los municipios colindantes.
Entre los asistentes, Mariló Jordá, concejala de Urbanismo de San Vicente de Raspeig, comentó que “el principal problema que se encuentra un Ayuntamiento para elaborar el PGOU son las vías pecuarias, que suponen bloqueos, recursos judiciales y fuente de conflictos muy graves”.
Cabe recordar que Torrevieja está pendiente de revisar su PGOU, uno de los más antiguos de España. Un reciente informe de la Universidad de Alicante concluía que la gestión pública en Torrevieja se ha plegado al interés privado y que este plan ha tenido un centenar de modificaciones puntuales con el fin de convertirlo en un instrumento al servicio del urbanismo a la carta.
El propio José Manuel Dolón, alcalde de Torrevieja, en la inauguración de las jornadas comentó que la figura de protección que el PGOU otorga a Ferrís es “endeble”.
Propuestas
García Rodríguez propuso la creación de un patronato trashumante que agrupe a todos los municipios de la comarca. Más ambicioso, Antonio Contreras, del colectivo “Murcia en bici”, habló de crear un Día Nacional de las Vías Pecuarias para lograr más concienciación política y ciudadana. Como ejemplo, “en la región murciana son también invisibles: sólo se ha deslindado un 0,36%”, concretó.
Precisamente, alrededor de 50 ciclistas de “Murcia en bici” llegaron pedaleando desde la comunidad vecina, pudiendo comprobar en el trayecto la situación de algunas vías pecuarias, como la Vereda de la Basca y la Cañada Real de Torreagüera.
Así se sumaron a la marcha reivindicativa que el sábado recorrió Lo Ferrís hasta Punta Prima, donde se dieron cita un total de unos 150 usuarios de los caminos, los trashumantes del siglo XXI, entre vecinos y miembros de la PICP y de Salvemos Lo Ferrís.
De la mano de Juan Antonio Marco Moreno, geógrafo de la Universidad de Alicante, se hizo camino. Con un marcado carácter geográfico y medioambiental, el experto contextualizó “la ocupación de este territorio desde el punto de vista urbanístico”.
Durante todo el recorrido destacó que “hay que conservar en cada sitio lo que es irreemplazable”. En este sentido, se detuvo a explicar la importancia de la jarilla cabeza de gato, una planta de la zona que en algunos tramos como La Veleta ha quedado muy reducida, y comentó las características del lirio marino y el palmeral de Lo Ferrís.
La marcha, en la que también colaboró Asaja Alicante, estuvo acompañada por un rebaño de ovejas, que de forma simbólica rememoró ese uso histórico de la cañada real. La modernización de estos espacios tienden hacia la convivencia con la naturaleza, como lugares de recreo y esparcimiento donde poder practicar actividades de bajo impacto como el senderismo.
Muchos de los asistentes, de otros lugares de España, se mostraron sorprendidos por el desarrollo urbanístico del litoral. En la inauguración, el alcalde también destacó la importancia de “luchar por la supervivencia de estos caminos y sendas para tratar de que vuelvan a ser un medio de comunicación y patrimonio de todos los españoles”, sobre todo en “una ciudad que ha hecho desaparecer sus señas de identidad en los últimos 30 años” por el boom inmobiliario.
Otro de los puntos más comentados fue el deterioro del paraje, tanto de las dunas como del palmeral, a lo que el muro contribuye. Salvemos Lo Ferrís habló de que este entorno “se encuentra en una situación pésima que contrasta con su esplendor de antes”.
Se aludió también a la gentrificación, un proceso que consiste en empobrecer un lugar para que sea propicia su apropiación. En suma, dejar que se vaya pudriendo para que pierda su valor ambiental y paisajístico, una técnica que se repite en otros puntos del país. Recordando las palabras del alcalde: “Los propietarios jamás lo han cuidado”.
Víctor Ferrández, concejal de Participación Ciudadana de Torrevieja, que también acudió a la marcha, explicó la situación administrativa del vallado y de la cañada real, así como su trazado histórico según la documentación de la que se dispone. Por ello, insistió en que se deben mantener los 75 metros de anchura. A juicio de Salvemos Lo Ferrís, tampoco hay razones objetivas para reducirla.
Además de recalcar que los informes de la Conselleria apuntan que el muro corta la cañada en varios tramos, se insistió en que el Plan de Acción Territorial de la Infraestructura Verde del Litoral (Pativel) incluye las vías pecuarias como bien de interés cultural y dota de mayor protección a Ferrís, al que define de “ventana al mar” y corredor ecológico que conecta las lagunas con el mar, un enclave de gran importancia para las aves.
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