Lo de Bertín Osborne es para nota, después de su paso por TVE con una serie de entrevistas que rezumaban testosterona por los cuatro costados, y donde la mujer siempre quedó en un lugar degradante. Nos llega a Telecinco, la cadena “amiga … de la mierda”, y se planta con su nuevo programa cuajado de billetes de 500 euros para entrevistar y hacer lo mismo que en la primera. Y para abrir boca se nos monta el numerito con Aghata Ruiz de la Prada, una petarda elevada al cubo que cuando era joven diseñaba unos modelitos que tenían su gracia, pero ahora que ya es algo “pelleja” no le pegan ni con cola. La primera frase con que se sinceraba la Aghata era de que “El Rey tenía muchas ganas de ayudar a sus amigos machos”. Justo en ese instante, cuando estaba sentada delante de Bertín Osborne, suponemos que a algún responsable de Televisión Española le dio un “parraque”. Claro, con semejante comienzo, esperábamos un programa repleto de situaciones incómodas pero a ciertas edades hay cosas que ya pierden la gracia por mucha sal de Torrevieja que quieran echarle, y ahí estaban como dos abuelos a la puerta de una residencia contándote sus batallitas. A mi Bertín me cae como el culo,,… un tío que tiene la educación donde tengo yo el dinero, y utiliza las palabras más soeces cada dos frases, no entiendo cómo pueden darle cancha y pagarle lo impagable en la crisis que estamos. A ver cuando tomamos nota y nos fijamos menos en los sueldos de los políticos (que esa es otra) y miramos con lupa ¿porque estos petardos pueden embolsarse por programa 30.000 euros que eso es lo que el Bertín “Niño de Panamá”, se embolsa?. ¿No se había creado la figura del defensor del telespectador?. O una comisión parlamentaria para ver estas cosas, En un país donde las colas del paro, los desahucios, la falta de recursos de todo tipo están a la orden del día nos permitimos pagarle a un capullo 30.000 euros. O sea en tres programas lo que gana el presidente del Gobierno, ¡¡Esto es para mear y no echar gota! Y vamos el dato lo he visto en papeles y tocado con estos dedos que se ha de comer la tierra (¿o eran los ojos?). Como era de esperar, Mi casa es la tuya – ofrece lo mismo de siempre. Total, si algo funciona. El eñ primer programa Bertín Osborne llegó a casa de Ágatha Ruiz de la Prada y Pedro J. Ramirez con cara de cansado y las ganas justas de reírse las ocurrencias a la diseñadora. Lo demás, ya lo conocemos. Preguntas sobre la infancia, música folk y la aparición casual de Fabiola, la mujer de Bertín, para ejercer de copresentadora dicharachera (¿Habrá extra?). Luego se quedo a solas con Pedro J. y hablaron de política, mientras ellas se probaban ropa en el vestidor. Todo muy igualitario. Solo faltó que ellos vistieran de azul y ellas de rosa. ¡qué asco de machismo!
Al final, Tu casa es la mía no deja de ser lo que esperábamos. Un reducto bien iluminado donde se respira olor a cerrado. Un programa pretendidamente inofensivo donde los hombres hacen cosas de hombres, las mujeres, cosas de mujer, y la empleada del hogar -vestida con diseño de la invitada- sirve la comida en prime time. Ahora solo nos queda volver a preguntarnos si somos el público objetivo- del programa o si preferimos coger las maletas e irnos a una casa diferente.
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