Es sin duda un maestro del humor este singular, Luis Piedrahita. Anoche deleitó al público que anoche acudió al Teatro Municipal de nuestra ciudad con un espectáculo cargado de sorpresas, giros inesperados, sutilezas, asuntos cotidianos y docenas de silogismos que bajo el título de “El castellano es un idioma loable, lo hable quien lo hable”, nos demostró que es un mago del ingenio. El título desde luego era lo mismo, porque su categoría no necesita de etiquetas. Ya antes de comenzar se vuelve interesante el tema, por megafonía solicita -entre bambalinas- a las personas que van entrando en la sala, que escriban sus preguntas e inquietudes y las depositen en una caja que hay situada en la “Boca del escenario”, e insiste que lo hagan porque “No muerde”. Todo esto mantiene a los asistentes muy entretenidos jugando a ser niños de nuevo… y a pedir como se vio luego más tarde no solo deseos, sino verdaderas ocurrencias. Luis empieza lucubrando sobre el tipo de preguntas que pueden volver loco a cualquiera, como: ¿qué pasa si tomas veneno caducado, te envenenas más? ¿Las plantas de interior, en la naturaleza dónde viven?, o pensamientos tan filosóficos como “¿Para qué quiere una luz la luciérnaga en el culo, si el agujero al que alumbra todo lo ve oscuro?”
El público se quedó anonadado al ver, oír y sentir a este genio de la palabra, que coge una idea, la estira cual si fuera un chicle alargándola hasta el infinito, y que improvisa llevando los conceptos tan lejos que traspasa el surrealismo. Su imaginario es tan extenso que logra intentar saber quién escribe las letras de los villancicos, como los que hacen referencia al bueno de San José, aquel de los ratones que roían sus calzones, o el campana sobre campana, ¡¡Como iba a dormir el niño entre tanto campanazo!!. Sin olvidar una cita a los Reyes Magos que vestidos con capas de colores, trajes brillantes y coronas espectaculares, definió como el primer desfile del “Orgullo Gay” de la historia. Lo de las olivas fue ya desternillante, hablando de las olivas rellenas, quiso comparar al cuerpo humano si nos hicieran lo mismo que a la pobre oliva, o sea, “sacarnos literalmente el esqueleto por el culo y por un agujero como la puerta de una lavadora meternos un delfín a modo de anchoa” ja ja ja o por qué nos pica la piel de cuando en cuando, sin razón aparente, descubriendo que es el fantasma de la medusa que es tan trasparente que ni lo vemos. Su comunión con el público es total y en él basa todo su espectáculo, siendo memorable el pasaje de los tatuajes, donde va pidiendo al público que va tatuado le explique sus razones, hilvanado cada conversación involucrando al espectador durante todo el show, haciéndole preguntas, jugando con él, endulzando su paladar al recordar sus nombres…no solo una, sino cada vez que se dirige a ellos. Llegado al momento de descubrir los entresijos de la caja y ante la circunstancia de encontrar unos naipes, no duda en hacer un juego colectivo del que sale airoso. La verdad es que es un hombre inteligente, con una capacidad de reacción muy rápida y elocuente y un don para hilar todos los elementos que fue cosechando durante la noche. Como dijo al final: “Si se nos hizo corto fue porque disfrutamos”.
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