Las personas que integramos Los Verdes queremos este 8 de marzo renovar nuestro compromiso político con el feminismo, reivindicando otro año más, la igualdad social y de género, más necesaria que nunca, por los pasos atrás que las clases desfavorecidas están dando desde que se desatara la pandemia y que de nuevo está afectando mucho más a las mujeres.
Afecta a las mujeres trabajadoras y, también, de forma muy significativa a las mujeres con situación de dependencia, institucionalizadas o no, a las mujeres que se dedican al ámbito del cuidado o a las mujeres que sufren violencia de género. La feminización de la pobreza no es una plaga bíblica, sino el fruto del olvido histórico de las sucesivas administraciones públicas de atender con justicia diferentes colectivos productivos o reproductivos que, en su inmensa mayoría, están ocupados por mujeres.
Las Verdes queremos denunciar este 8 de marzo de 2021 y apoyar decididamente las reivindicaciones de todas las mujeres trabajadoras, porque, una vez más, son ellas las que padecen mayormente los efectos negativos de la pandemia. Sus salarios se vieron reducidos en un 14,9% en el primer semestre, frente al 11,3% de descenso en los salarios de los hombres en el 2020. Se agranda, así, la brecha salarial que seguía existiendo en España: estudios de los propios técnicos del Ministerio de Hacienda nos dicen que la diferencia del salario anual entre un hombre y una mujer es actualmente de 4.915 euros.
Hay diferencias entre los distintos sectores laborales y, particularmente, unos de los más vulnerables es el colectivo de trabajadoras domésticas, ya sean asistentes personales o cuidadoras domiciliarias de personas en situación de dependencia, que en el Régimen General de la Seguridad Social de España superan las 450.000 personas y que han sido olvidadas por la Administración desde el inicio de la pandemia como sector laboral, aunque se ha visto afectado por las medidas contra el contagio de la COVID19 como otros.
En cambio, es un sector económico y laboral que no se ha visto beneficiado, ni las trabajadoras ni quienes las emplean, de ningún acuerdo de ayuda económica o de rebaja de las cotizaciones como sí se han dedicado a otros muchos sectores empresariales y laborales. Un sector como este que, por sus propias características, no puede teletrabajar ni siquiera está siendo tenido en cuenta para las vacunaciones como tal, cuando desarrollan su actividad totalmente cercana de otras personas y muchas veces en diferentes ámbitos familiares.
Según el INE, las mujeres dedican muchas más horas al cuidado de los hijos, a la cocina, a las labores domésticas, al cuidado de familiares y de personas mayores, y las que lo hacen en domicilios ajenos como medio de trabajo suponen más del 80% del total del colectivo.
Además, las trabajadoras domésticas constituyen una parte considerable de la fuerza de trabajo en empleos sin seguridad social, o irregulares, y es uno de los colectivos laborales más vulnerables. Sus funciones y obligaciones son muy diversas y reciben por ellas salarios muy bajos, con jornadas muy amplias o diversos lugares de trabajo para poder llegar a fin de mes y, en muchas ocasiones, con riesgos a abusos físicos, psíquicos o sexuales.
A ello se añade que es un sector laboral tan precario que está formado en una buena parte por trabajadoras migrantes, como ocurre en determinadas zonas agrícolas españolas, y por si esto fuera poco se suma a su situación de explotación laboral su condición de migrantes o extranjeras.
De manera que, cuando el cuerpo que se habita no es el de hombre, blanco y de mediana edad, aparece con toda crudeza la precarización, feminización y racialización del trabajo, y con ellos la consiguiente pérdida de los derechos más básicos y surge la exclusión social, económica y residencial, que tiene rostro de mujer. Por lo que, frente a esto, hay que responder con un giro copernicano, urgentemente, y debemos exigir que las instituciones públicas, gestoras del bien común, elaboren y apliquen políticas públicas con perspectiva de género.
Las Verdes hemos visto como en la lucha ecologista en todo el mundo han sido muchas las mujeres que han encabezado los movimientos ecologistas y alternativos para una mayor justicia, desde Petra Kelly, Wangari Maatha, Lois Gibbs o Vandana Shiva. Hoy, con la memoria de su ejemplo, Los Verdes queremos reivindicar un 8 de marzo por la igualdad de género y por la justicia social y ambiental.
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