El sacerdote unido a nuestra ciudad por lazos familiares y religiosos, desgranó un pregón “para la esperanza”, con una catequesis viva, basada en la Pasión de Cristo
VÍDEOS: Pregón 1ª parte / Pregón 2ª Parte
Un Templo Arciprestal de la Inmaculada Concepción, vistió ayer sus mejores galas, para acoger el magnífico pregón de la Semana Santa torrevejense que glosó de una forma directa, sencilla y emotiva el sacerdote, Miguel Ángel Cerezo Saura. Se abrió el acto a los sones de ”Madrugá Macarena” de Pablo Ojeda, interpretada por la Banda de la Sociedad Musical Ciudad de Torrevieja “Los Salerosos”, dirigida por Adrián Hurtado, dando paso al mantenedor del acto, el periodista local, Antonio Aniorte que tuvo un emocionado recuerdo para el que fuera pregonero de la Semana Santa en 1992, Fernando Rodríguez Trives, cediéndole la palabra al presidente de la Junta Mayor de Cofradías y Hermandades, Ignacio Suárez, que dio las gracias a todos los asistentes, y se congratuló de que la Semana Santa de la Ciudad crezca y se revitalice cada año, deseándonos a todos que vivamos esta cuaresma y la semana de pasión en el amor del Señor.
Un pregón para esperanza
Miguel Ángel Cerezo accedió al Altar Mayor, y se situó a los pies de la Patrona de Torrevieja y su hijo Crucificado que fueron testigos de un pregón, que más que pregón, fue un catequesis basada en la esperanza y el amor a Dios y a los demás. No fue un pregonero al uso de atril, carpeta y discurso, sino que más pareciera un amigo que en una fiesta quiere convencernos de lo beneficioso y hermoso del acto, en el que se acompañó en varias ocasiones de la voz y la guitarra de Cristina Pina.
Comenzó relatando la anécdota de su nombramiento como pregonero, mientras viajaba en automóvil y la voz de “Nacho”, le invitaba a tal menester, dijo que aceptó al instante porque si lo hubiera analizado quizá no lo hubiera aceptado, por la importancia y religiosidad que tiene una gran ciudad como Torrevieja. Por lo que se puso manos a la obra para conocerla y compartirla con nosotros anoche, y a fe que lo hizo y bien porque nos fue relatando paso a paso nuestra pasión desde la Cruz de la Convocatoria, hasta la muerte de Jesús en el Gólgota. En cada uno de sus pasajes, nos mostraba a un Jesús, ejemplo de amor y esperanza y dándonos una lección de coraje. Algunas de las más significativas, fueron las de la Sagrada y Última Cena, cuando les promete a los apóstoles que siempre estaría con ellos a través del Pan y el vino, y al mismo tiempo con todos nosotros en la Eucaristía.
Cuando Jesús es obligado a cargar con la Cruz y sus fuerzas fallan, obligan al Simón el de Cirené a ayudarle con el peso del madero, y el pregonero nos instó a llevar en cada uno de nosotros un Simón Cirineo, para ayudar a los demás en sus “caídas” y penas. Coraje tuvo la mujer verónica que saltándose el protocolo, enjugó su rostro destrozado, llevando el mayor regalo de amor que pudo recibir, el rostro de la Santa Faz de Jesús. Este mismo premio es que podemos recibir cuando acompañamos en el dolor a los que sufren, mirando a su ojos que irradian el agradecimiento de la compañía y el apoyo.
Relató así mismo el sufrimiento de Cristo en sus últimos momentos cuando pidió agua y le dieron vinagre. No podemos permanecer impasibles al dolor de los débiles porqué sería como darle un vinagre ante la sed de amor y de esperanza.
Quiso Miguel Ángel contarnos una experiencia muy íntima, sin la que no se entendería el ejemplo posterior. Cuando él y sus hermanos, eran unos chavales, inquietos e incansables como todos a su edad, su padre, en más de una ocasión les dijo una frase que muchos de nuestros progenitores, en la zona de Murcia y la Vega Bajan solían decir. “Hijos me vais a enterrar”.
Recordó como un 31 de diciembre de 2009, les dejaba su padre y dos días después al introducir el ataúd en su última morada, uno de su hermano exclamó: “Tenías razón, te hemos enterrado tus hijos”. Miguel Ángel pensó que aquello era una muestra de impotencia y enojo, la misma que debieron sentir los apóstoles y acompañantes de Cristo, cuando le llevaron al sepulcro. Pero el pregonero comentó que aquello no podría quedar ahí y que si Jesús resucitó, al final de los tiempos su padre y todos los que amamos estaremos junto a él. Como anécdota del relator, comentar que cuando Miguel Ángel comentó el día de la muerte de su progenitor, la cara de Ignacio Suárez, presidente de la Junta Mayor, se envolvió en un rictus de tristeza, ya que aquel mismo día de aquel mismo año, como unas horas de diferencia, decíamos adiós también a su padre, Ignacio Suárez, un ejemplo como padre y como amigo.
Convocando a disfrutar en el amor de nuestra Semana Santa cerró su pregón, recibiendo de la manos del presidente de la JMCHSS, una réplica del estandarte de la misma, siendo además reconocida la labor de Cristina Pina con un ramo de flores. Fue cuando de nuevo sonó la música de “los Salerosos” con “Mesopotamia” de José Vélez.
Merecido capirote de Oro
Todos los Capirotes de Oro, son merecidisimos pero el de este año de forma muy especial, ya que por unanimidad, se eligió a Antonio Pedro Aráez Rubio, que fue cofundador de la Junta Mayor de Cofradías de la Semana Santa en la nueva etapa de las procesiones de Torrevieja a partir de 1981, desempeñando diversos cargos. También fue cofundador de la Cofradía del Santísimo Cristo de la Flagelación y María Santísima de la Estrella, Reina de los Ángeles, de la que ha sido presidente en distintas etapas e impulsor de ésta cofradía durante las últimas décadas.
Tras imponérsele la insignia de su reconocimiento y visiblemente emocionado el nuevo Capirote de Oro, se mostró agradecido a todos aquellos que desde sus comienzos cuando no “tenían ni un duro”, adornaban ellos mismo su propio trono, recordó con ilusión de colegial, sus primeras reuniones entre los nuevos cofrades, a los que se unió con solo 16 años. Dijo que ahora con 54 años y después de haber conseguido entre todos hacer de nuestra Semana Santa un lujo difícil de lograr, solo pide que las nuevas generaciones no abandones esta enorme muestra de cristianismo que supone nuestra Semana Santa.
Accedió imprevisiblemente al altar el alcalde de la Ciudad que dijo sentirse muy satisfecho de ver que a este acto tan importante acudían casi la totalidad de la Corporación Municipal, algo que calificó como una vuelta a la normalidad. Felicitó al pregonero por su forma de hacer llegarnos el mensaje de la Semana Santa y muy especialmente a Antonio Pedro, por un Capirote de Oro entrañable.
Cerró el acto el Párroco de la Inmaculada y Consiliario de la JMCHSS, Manuel Martínez Rocamora que elogió la catequesis viva de Miguel Ángel Cerezo e invitó a todos los presentes y visitantes, a vivir en la paz y en el amor nuestra Semana Santa.
La clausura del acto fue a los sones de “El Evangelista” de José Vélez, interpretada por la Banda de Música Ciudad de Torrevieja “Los Salerosos”
Gratitud
El Templo Arciprestal un año más se llenó de un público expectante por el acto, entre los que se encontraba el Párroco de la Inmaculada y Consiliario de la JMCHSS, Manuel Martínez Rocamora; el alcalde de la ciudad, Eduardo Dolón, la vice alcaldesa, Rosario Martínez Chazarra; la Corte Salinera y la Corporación Municipal casi al completo, así como representantes de la Junta Mayor de Cofradías de Almoradí; Guardia Civil en la persona del cabo 1º Antolín Muñoz; Pregoneros y Capirotes de Oro de años anteriores, Presidentes de las distintas Cofradías y Hermandades y Hermanos mayores y cofrades de todas ellas, junto a los sacerdotes de San Roque y Santa Ana, Pedro Payá y del Sagrado Corazón, Aurelio Ferrándiz.
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