Álbum, pinchando sobre la foto
El público que casi llenó anoche el Teatro Municipal de Torrevieja, en su mayoría incondicionales de Rafael Álvarez “El Brujo”, asistieron una vez más a una excelente interpretación de un actor que necesita el escenario para él solo. El brujo ya se ha hecho experto en mostrar obras en el que él es actor único interpretando a varios personajes mudando la voz como solo él sabe hacerlo. Le gusta de acompañar sus palabras de la música de algún instrumento de cuerda, siendo en este caso Javier Alejano, que toca el violín de maravilla. Rafael Álvarez, en adelante “El Brujo”, como en los “papeles del notario”, pone de su cosecha guiños que aluden a la política y cultura actual y a sus representantes, como todo buen actor es muy amigo de las morcillas y la improvisación, regocijando al público que paso un rato muy divertido viendo la verborrea del Brujo, en un monólogo interminable, agudo, culto y bien estructurado.
Mujeres de Shakespeare nos acerca al mundo femenino del dramaturgo inglés, llamando la atención sobre cuatro de sus representantes: Rosalinda, la protagonista de “Como gustéis”; Catalina, la de “La fierecilla domada”; Beatriz, la de “Mucho ruido y pocas nueces”; y la infortunada Julieta. Aunque no a todas las trata de la misma forma, les propina el Brujo su dosis de amor y las pone en un pedestal. A cada una de ellas le otorga virtudes a veces muy superiores a la de los grandes protagonistas masculinos del autor inglés, por eso los hombres estan ausentes y cuando hace referencia a ellos lo hace para lanzarle reproches. No se deja el brujo en el baúl al propio Skespeare al que trata como un personaje enigmático, tan atractivo como los nacidos de su propia pluma.
El actor intercala comentarios sobre asuntos de actualidad, conocidos personajes o acontecimientos que han tenido lugar en representaciones anteriores del espectáculo que anoche vimos. Habló de Rajoy, de la familia real, de su poco ejemplar yerno, el príncipe y Leticia, de Cela, de su obsesión por la palabra coño, repetida hasta la saciedad en muchas de las páginas en las que derrochó su ingenio, y de Marina Castaño. La risa es sana y Rafael Álvarez conoce y domina los recursos para provocarla y eso en los tiempos que corren y como todos andamos con la cabeza “hecha un bombo”, no hay mejor cosa que un “Brujo” realice por ensalmo un enjuague mental de risas y carcajadas que nos llene de esperanza.
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