Reivindican la Resonancia como prueba diagnóstica en menores de 35 años y destacan la importancia de extender el cribado más allá de los 70 años
En la mujer joven (menor de 35 años) presentan tumores más agresivos y de peor pronóstico
Especialistas de la Plataforma de Oncología del Hospital USP San Jaime (Torrevieja-Alicante) han cuestionado esta mañana los límites de edad actuales en los programas de cribado de cáncer de mama, que establecen en España como público objetivo las mujeres entre 45 y 65 años, aunque de forma dispar entre comunidades, ya que entre las mujeres menores de 40 años y las mujeres mayores de 70 también se registran este tipo de tumores. En el marco de la VII Sesión Avances Técnicos en Diagnóstico y Tratamiento del Cáncer de Mama, jornada que se organiza conjuntamente con el Instituto Europeo de Oncología (Milán) y la Fundación TEDECA, el Dr. Antonio Brugarolas, Director de la Plataforma de Oncología, ha destacado que los tumores que aparecen “en edades extremas, es decir, antes de los 35 años y después de los 70, tienen aspectos propios que confieren un abordaje especial”.
Respecto a la mujer muy joven, menor de 35 años, “el cáncer de mama es infrecuente a esta edad, representando menos del 10% de todas las series hospitalarias, pero se trata de los tumores más agresivos, de mayor tamaño y con mayor incidencia de metástasis axilar”. Además, son pacientes que “suelen presentar los tipos tumorales con peor pronóstico, especialmente por la incidencia mayor del denominado ‘triple negativo’ aunque también los tumores más frecuentes, que son los que muestran receptores hormonales, presentan peores resultados”, afirma el Dr. Brugarolas.
En general, la mamografía es la técnica diagnóstica habitual en los programas de cribado y es capaz de diagnosticar tumores pequeños, sobre todo si muestran micro calcificaciones agrupadas, “pero en la mujer joven, sobre todo si tiene mamas densas (se llaman así porque en la mamografía se ve la mama totalmente blanca, sin realce de la arquitectura o de los posibles engrosamientos tumorales) se pueden dejar de ver hasta el 40% de los tumores malignos”. Por otra parte la mama densa también constituye un factor de mayor riesgo para cáncer de mama (se multiplica la incidencia por 4 en este grupo). Por este motivo en algunos países se han iniciado campañas para concienciar a la población que si tiene mama densa se debe hacer otros estudios adicionales. En los Estados Unidos se ha recomendado que el radiólogo informe sobre esta particularidad cuando redacta los resultados de la mamografía.
El Dr. Brugarolas, además, ha destacado que “en este grupo de mujeres muy jóvenes el cáncer de mama con cierta frecuencia se debe a un componente genético familiar. La mayor parte de los casos no son hereditarios, pero se debe tener en cuenta esta posibilidad. En las mujeres con riesgo genético hereditario de cáncer de mama no se deben hacer mamografías porque aumentan la incidencia de cáncer de mama y se considera que deben ser estudiadas directamente con resonancia magnética mamaria”, recuerda. “De todas formas antes de los 30 años se desaconseja realizar mamografías, cualquiera que sea la técnica que se utilice porque existe un riesgo cuantificado de inducción de cáncer”.
La Resonancia Magnética Mamaria “constituye en estos momentos la técnica diagnóstica de mayor resolución, capaz de hacer una predicción negativa acertada en más del 97% de los casos”. La predicción negativa es el dictamen acertado cuando se informa que no hay cáncer. Si se compara con la mamografía, su predicción negativa es solamente de 80%. En un análisis comparativo de las dos técnicas, mamografía y resonancia magnética la sensibilidad de la mamografía es de 60% mientras que la sensibilidad de la Resonancia Magnética es de 97%.
El hecho de que no se generalice su uso en los programas de cribado se debe, según el Dr. Brugarolas, “al coste, el tiempo, la disponibilidad de aparatos, el uso de un contraste (gadolinio), y por encima de todos que aconseja hacer una biopsia en casos que no hay tumor (aproximadamente un 15%). Por estos motivos se ha recomendado restringir el uso de la Resonancia Magnética Mamaria a los casos de alto riesgo, que son: sospecha de cáncer hereditario o familiar, mamas densas o fibróticas, cirugía mamaria o biopsia previa que puede confundir los resultados de la mamografía, y mamas que llevan prótesis o implantes”.
En lo que se refiere a las mujeres mayores, el Dr. Antonio Brugarolas, recuerda que el “factor pronóstico más importante en la aparición del cáncer de mama es la edad, porque la incidencia aumenta con la edad”. Sin embargo las estadísticas señalan que el máximo ocurre a los 60 años, disminuyendo después la incidencia y mortalidad. Brugarolas aclara que “esta discrepancia se debe a que existe una discriminación hacia las mujeres mayores. Por ejemplo, en las series norteamericanas se opera el cáncer mama en el 87% de las mujeres en edades comprendidas entre los 50-70 años, pasando a 50% en la década de los 70 años y solamente se opera el 33% de las mujeres mayores de 80 años”.
Sin embargo, en España la detección precoz con cribado se hace hasta los 65 ó 70 años “porque considera que a partir de los 70 años no se debe buscar la curación porque la mortalidad por otras causas es muy alta. Y es necesario anotar que la realización de una operación conservadora de la mama, con un muestreo de los ganglios axilares, hoy día es un procedimiento poco agresivo, sin llevar asociada una tasa de mortalidad o complicaciones médicas. Por otra parte, los resultados obtenidos son excelentes y el tratamiento complementario es con frecuencia solamente hormonoterapia, aunque a veces se emplean pautas de quimioterapia poco agresivas”.
En España se realiza la mamografía hasta los 65 o 70 años. “Los datos clínicos indican que solamente un 20-25% de las mujeres mayores se hacen chequeos, pero cuando se hacen mamografías la incidencia de cáncer detectado es la proporcionalmente mas alta de todos los grupos, superando el 1,2% el diagnóstico de cáncer de mama. En Reino Unido se ha aceptado ampliar el chequeo de mamografía desde los 71 hasta los 73 años, dejando después la opción voluntaria de una mamografía cada 3 años. La Asociación Americana de Geriatría recomienda efectuar la mamografía de cribado hasta los 85 años, siempre y cuando la expectativa de vida de la mujer que se hace el chequeo sea superior a los 3 años”, apunta.
Microarrays de expresión tumoral
Durante el transcurso de la Sesión, los especialistas de la Plataforma de Oncología han presentado los resultados de su experiencia en el tratamiento de los tumores de cáncer de mama con la técnica de microarrays de expresión tumoral. Los resultados preliminares sugieren que algunos tumores son resistentes desde el comienzo a los fármacos que se emplean en la quimioterapia complementaria, que es el tratamiento preventivo de las metástasis. La elección de los fármacos mediante los microarrays de expresión de los genes de la respuesta a la quimioterapia puede representar una aportación importante. En la VII Sesión de Cáncer de Mama, la Plataforma de Oncología de USP Hospital San Jaime ha propuesto un estudio clínico para definir este aspecto, seleccionando para cada paciente los medicamentos mas eficaces.
La Plataforma de Oncología de USP San Jaime es un centro de referencia en el diagnóstico y tratamiento del cáncer. En lo que se refiere a cáncer de mama, la Plataforma de Oncología destaca por la apuesta por innovaciones terapéuticas como Radioterapia Intraoperatoria, la Terapia One Step (que persigue aplicar el máximo tratamiento posible entre la anestesia y el despertar), la creación de un Grupo de Apoyo a Pacientes de Mama y el programa para la atención del cáncer en pacientes de alto riesgo, que se presentará en el marco de la Sesión. La Plataforma de Oncología realiza todos estos avances de la mano de la Fundación TEDECA, una organización sin ánimo de lucro cuyo objetivo es proporcionar los últimos avances científicos y tecnológicos a los pacientes con cáncer tratados en la Plataforma de Oncología.
La Sesión está dirigida a profesionales directa o indirectamente implicados en la prevención, diagnóstico y tratamiento del cáncer de mama (cirujanos, ginecólogos, oncólogos, radioterapeutas, médicos nucleares, cirujanos plásticos, radiólogos, psicooncólogos, médicos de familia, personal de enfermería, residentes y estudiantes de medicina).
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