He perdonado errores casi imperdonables, he pedido perdón y no me perdonaron; he intentado sustituir a personas insustituibles y olvidar otras inolvidables. He hecho cosas por impulso sin pensarlo; me han mentido y he mentido, me han decepcionado personas que nunca había creído posible que lo hicieran, pero también he decepcionado. He confiado mi vida, mis intimidades a quien creí merecedor de ello y ocultaron la suya. Me he reído cuando no podía, he llorado de risa y de dolor, he hecho amigos eternos. He amado y he sido amado, pero también he sido rechazado. He gritado y saltado de felicidad, he muerto de dolor, he vivido de amor y he hecho juramentos eternos. He llamado a alguien solo para escuchar su voz, he cambiado mi vida, mis sueños, mis proyectos mil veces, hasta luchando conmigo mismo y contra mí. He pensado que me iba a morir de tanto echar de menos y no me he muerto. He tenido miedo a perder a alguien y lo he perdido y me he perdido; pero he vivido, todavía vivo y seguiré viviendo. He odiado la política y me he entusiasmado en lograr lo mejor para mi pueblo a través de ella. He amado y seguiré amando, soy fiel y seguiré siendo fiel, soy leal y seguiré siendo leal, porque siempre estuve seguro de que quien me quiere, me querrá siempre y quien me odia, alguna vez llegará a quererme.
¡Bienvenido 2019!, …. llegas cargado de esperanza, pero no voy cambiar a estas alturas de mi vida!, ¡Que lo sepas!
Cuando un año nuevo empieza muchos son los recuerdos, las anécdotas y los propósitos de enmienda que se agolpan en la mente. He querido trasformar y adaptar a mi vida a algo que una vez escribió el gran Charles Chaplin, me he dejado sucumbir a la grandeza de sus palabras, que a veces muchos podemos asumir como propias. Quizá en lo único que coincidimos es que amor nos sobra para dar y nos falta por recibir.
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