Sergio Boj Bri es torrevejense, Doctor “Cum Laude” en Bellas Artes por la Universidad Complutense de Madrid (2017). En el año 2017 defendió su tesis doctoral titulada Protección y Conservación ante Catástrofes del Patrimonio Cultural de la Comunidad de Madrid, en la que se advertía de los peligros a que se exponían los grandes monumentos de la historia: agua, fuego, terremotos, guerras, terrorismo y vandalismo, entre otros, reflejados por vez primera en una investigación española de ámbito universitario, lo que le valió la máxima calificación de “Sobresaliente Cum Laude”.
Por desgracia, la historia de la humanidad está repleta de grandes catástrofes que han acaecido sobre monumentos de gran importancia y sobre el patrimonio cultural de todos, bien por causas accidentales o provocadas por la acción del hombre, importantes obras arquitectónicas o de ingeniería y demás objetos de arte que en el interior de dichos edificios se encontraban se han visto mermados o considerablemente dañados, abriendo episodios oscuros en la historia del arte mundial. El caso de Notre Dame de París es sólo un dramático suceso más del que gracias a Dios no hay que lamentar víctimas mortales humanas, pues al fin y al cabo las piedras tienen reparo dentro de la gravedad del suceso.
El caso de Notre Dame de París me recuerda al incendio de la iglesia de Santa Bárbara de Madrid, situada en la Plaza de las Salesas Reales, el 19 de julio de 1907. En aquella ocasión, al igual que en Notre Dame, el edificio estaba en restauración, a cuyo efecto se elevó un gran andamio que cubría toda la techumbre del templo. La imprudencia de unos trabajadores que dejaron prendido un soplete que se utilizaba para la reparación del tejado de zinc, provocó un fuego que quedó descontrolado, ardiendo toda la techumbre y la cúpula central del edificio.
El control del fuego en un monumento histórico es un hecho muy complejo, en primer lugar por las características tanto urbanas de su emplazamiento (normalmente se encuentra en el casco antiguo de la ciudad, conformada por calles estrechas y tortuosas que dificultan la accesibilidad de los equipos de rescate) como del propio edificio en sí (materiales muy antiguos y estructuras mayormente en madera sin tratamientos ignífugos), a lo que se suma el patrimonio cultural y artístico de incalculable valor que podamos encontrar en su interior (cuadros, esculturas, indumentaria, mobiliario, tapices, etc.). Por otro lado, la utilización del agua no es adecuada para la extinción dado que se podrían causar daños mayores a los originados por el fuego. Por ejemplo, la piedra actuaría como una esponja, absorbiendo tal cantidad de agua que puede colapsar y causar derrumbes, así mismo retablos de madera, lienzos y textiles resultarían severamente dañados con la acción del agua sin mencionar los efectos de la propia presión que actuaría como un martillo percutor sobre la superficie de impacto. Ello viene a recordarnos un ejemplo cercano en el tiempo, el incendio del Palacio Salazar, sede del Obispado de la Laguna, en el año 2006 y en cuya extinción se llegó a utilizar un helicóptero que lanzaba agua desde el aire provocando daños de suma gravedad sobre el edificio afectado y los bienes que contenía.
En España, existen equipos de trabajo altamente cualificados para reaccionar adecuadamente y de forma profesional ante un hecho de la envergadura vista en París días atrás, el Ministerio de Cultura tiene en marcha desde hace unos cuantos años un Plan Nacional de Emergencias y Gestión de Riesgos en el Patrimonio Cultural y el Grupo Ciudades Patrimonio de la Humanidad de España trabaja, sin descanso, en la formación de personal responsable en la custodia del patrimonio cultural frente a situaciones de emergencia.
Tanto las instituciones públicas, responsables del patrimonio cultural, fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, profesionales del sector público y privado como voluntarios debemos aprender de las experiencias vividas y evitar la destrucción y desaparición de un patrimonio que es de todos y que hemos heredado de nuestros antepasados, que nos enriquece y que nos forma culturalmente.
Breve semblanza de Sergio Boj
Doctor “Cum Laude” en Bellas Artes por la Universidad Complutense de Madrid (2017)Máster en Estudios Avanzados en Historia del Arte (Universidad de Salamanca, 2012); Máster en Evaluación y Gestión del Patrimonio Histórico-Artístico (Universidad de Salamanca, 2008) y Licenciado en Historia del Arte (Universidad de Murcia, 2007). Ha sentido y vivido muy de cerca la gran catástrofe que ha asolado una de las grandes obras arquitectónicas del Patrimonio Mundial de la Humanidad, la Catedral de Notre Dame de París, y es que ha trabajado y colaborado en instituciones de gran importancia en nuestro país, como la Universidad Complutense de Madrid, el Museo Nacional de Antropología y el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, siempre ligado a su destacada especialización: la conservación preventiva y la gestión de riesgos en el patrimonio histórico y cultural.
Tesis online:
https://eprints.ucm.es/49618/1/T40413.pdf
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Filed under: Actualidad, Cultura |
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